Oportunidad para dos países
El nuevo clima entre España y Marruecos permitirá redefinir las relaciones con confianza y respeto
El discurso de Mohamed VI ha abierto la puerta para una nueva etapa inédita con España. Pedro Sánchez coge la mano tendida del monarca alauí ... y lo plantea como una oportunidad para redefinir las relaciones estratégicas entre dos países vecinos, amigos y hermanos. Dentro del caos y la zozobra que vivimos por la toma del poder en Afganistán por los talibanes, el nuevo clima político que se atisba entre Marruecos y España se presenta como una novedad muy positiva. Estamos pendientes de conocer los detalles que han permitido al rey de Marruecos contar que él mismo ha seguido personal y directamente la marcha del diálogo y las discusiones con la parte española en un clima de total sosiego, transparencia y responsabilidad. «Velamos por consolidarlas mediante la comprensión conjunta de los intereses de los dos países vecinos con el objetivo de revisar los fundamentos y los determinantes que gobiernan las relaciones, no solo superar la crisis», señaló.
Son claves relevantes de la actitud marroquí, marcada por su rey, que aspira a seguir trabajando con el Gobierno de España con el fin de inaugurar una nueva etapa inédita en las relaciones entre los dos países, sobre la base de la confianza, la transparencia, el respeto mutuo y la honra de los compromisos. Y culmina sus palabras comparando el compromiso que quiere con España al que tiene Marruecos con Francia y su presidente Macron, con sólidos lazos de amistad y mutua consideración. Es necesario reproducir las palabras exactas de Mohamed VI porque todas tienen su significado y su mensaje. El rey marroquí menciona expresamente al presidente del Gobierno, superando viejos recelos y permiten al propio Sánchez agradecer las palabras del monarca y aceptar que se abren las opciones para aprovechar la oportunidad que a veces abren las crisis para redefinir las relaciones y los pilares sobre las que se sustentan con un aliado estratégico de España y de la Unión Europea.
La discreción diplomática que han seguido las conversaciones entre los dos Gobiernos, desde la llegada del nuevo responsable español de Asuntos Exteriores, han promovido este cambio público de atmósfera con la impresión de que la crisis toca a su fin. Pero encima de la mesa están los temas delicados que hay que aclarar, negociar y acordar con bases firmes para los próximos 100 años. Hablamos del Sáhara, de Ceuta y Melilla con fronteras abiertas; de Canarias y de aguas territoriales consensuadas, de equilibrio con Argelia y de cooperación en todos los sectores.
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