La moción de Vox

Una moción de censura bien planteada puede darle al partido la Presidencia del Gobierno, como le ocurrió a Pedro Sánchez en 2018. Por el contrario, una moción de censura mal planteada puede significar el principio del fin de un partido político, como le ocurrió a Ciudadanos en 2021 con la moción de censura en la Región de Murcia.

Vox ha anunciado que mañana, lunes 27 de febrero, va a presentar una moción de censura al Gobierno de la nación, en la que el candidato a la Presidencia será el economista de ochenta y nueve años don Ramón Tamames.

Vaya por delante que esta iniciativa parlamentaria es perfectamente lícita y constitucional. Se trata del más vigoroso instrumento parlamentario para exigir responsabilidades políticas. Y digamos también que don Ramón Tamames nos merece todo el respeto personal, intelectual y político. Es un hombre digno y honrado, que ha estado en la política activa defendiendo las ideas del comunismo; y que, además, es un excelente economista. Su libro sobre la estructura económica de España ha sido de lectura obligada para varias generaciones.

Pero la cuestión no es la licitud de la iniciativa ni el respeto al candidato. La cuestión es la oportunidad política de la moción. ¿Qué fin persigue? ¿Qué consecuencias va a tener para el propio partido de Vox? ¿Se puede decir que la moción está bien planteada? O, por el contrario, ¿no se tratará de un grave error político que, posiblemente, tenga consecuencias serias para Vox?

Sabemos de antemano que la moción no prosperará, porque la votará en contra la mayoría del Congreso. Pero esto no impediría valorarla positivamente. Algunas mociones de censura no se presentan para ganarlas, sino para abrir un gran debate político que trascienda a la sociedad. Se buscan réditos electorales.

Con todas estas consideraciones previas, en mi opinión, si Vox mañana llega a presentar la moción de censura anunciada, habrá cometido un error político de consecuencias imprevisibles. Y ello por varias razones:

1. En primer lugar, porque es absolutamente innecesaria. El debate sobre la responsabilidad política de Pedro Sánchez ya está abierto en toda la sociedad española, sin necesidad de que desde el Congreso se le eche más leña al fuego. Estamos viviendo la campaña electoral más larga y más intensa de nuestra historia democrática. La izquierda elogia los logros del Gobierno: las medidas adoptadas para evitar o paliar los efectos perniciosos de la pandemia y de la guerra de Ucrania; la reforma laboral; la subida de las pensiones; la neutralización de los separatistas catalanes; la subida del salario mínimo; el incremento de prestigio en la Unión Europea. Por el contrario, desde la derecha se le reprochan al Gobierno sus errores, que también son muchos: los indultos; la reforma del Código Penal; los pactos con Bildu; la ignorancia arrogante de doña Irene Montero; el 'sí es sí'... La sociedad española no necesita la moción de Vox para animarse a discutir todo esto y muchas cosas más.

2. En segundo lugar, porque es totalmente incomprensible. Por mucho que se trate de explicar, no se entiende que el programa de gobierno de Vox lo explique desde la tribuna del Congreso un comunista de toda la vida, aunque ahora haya abjurado de algunas de sus ideas. ¿De verdad no hay personalidades en la sociedad española que a lo largo de su vida hayan dado testimonio de ser de derechas y que tengan tanto o más prestigio intelectual que Tamames? ¿A qué viene esta broma?

3. Y, en tercer lugar, esta iniciativa parece poco seria: un comunista de ochenta y nueve años defendiendo en el Congreso las ideas de derechas de un partido joven. Para los que somos demócratas, nos puede parecer que esta iniciativa banaliza la institución parlamentaria. Vox tiene derecho a presentar, con toda solemnidad, esta moción de censura. Pero de lo sublime a lo ridículo hay un paso. Corre el riesgo de que nadie le tome en serio, ni en el hemiciclo ni en la sociedad española. Algunos llamarán a esta iniciativa 'chirigota' de censura; otros destacarán el patético espectáculo de un Tamames de ochenta y nueve años que a estas alturas de su vida se sube a la tribuna a defender ideas de derechas.

En fin, ¿acaso esta iniciativa parlamentaria incrementará las expectativas electorales de Vox? Permítanme que lo dude. Solo será aplaudido por aquellos que desprecian las instituciones parlamentarias. Y de estos, en la España actual, afortunadamente no hay tantos.