La ministra no se equivocó

Cuanto más absurda es una propuesta más facilidad tiene de adherirse al pensamiento general, solo hace falta que esté bien financiada

Martes, 11 de octubre 2022, 02:06

Desde que el partido Podemos y sus variantes llegó al poder, con ese ímpetu sarraceno y ese empuje visceral por salvar a España de todos ... sus males –pobreza, lucha de clases, analfabetismo, hambre, corrupción, opresión, casta..., con un 'proyecto país' entre la anarquía, el comunismo, el racismo nacionalista, la teocracia islamista y el falangismo, todo junto y mezclado para poder decir una cosa hoy y otra mañana–, empecé a preocuparme por averiguar si todo era simple propaganda para asaltar los cielos y los bolsillos o, por el contrario, había una base filosófica, necesaria en todo proyecto político o religioso, que permitiera intuir su propósito y su objetivo.

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No ha sido tarea fácil identificar los fundamentos de su ejercicio político pues bailan unas veces con Krause, otras con Gramsci, muchas con Laclau, mencionan a Marx y un largo y variopinto etcétera. Demasiados para una actividad tan dispersa y hueca, aunque lucrativa, que va de la revolución al progresismo pasando por la socialdemocracia y el populismo, terminando en el neoliberalismo capitalista y aliándose con carlistas y jesuitas, profundamente católicos. Un cacao mental imposible de desentrañar. Y todo el argumentario, lo que llaman relato, bien aprendido por los ejecutivos del partido que exponen doctrinas, nombres y teorías bajo el principio fundamental de que los que los escuchan no tienen ni idea de lo que están diciendo ni les interesa. Para, al final, simplificar mediante mensajes y proclamas agudos, triviales y primarios, solo titulares, aportando al entendimiento general desvarío y provocación.

Hasta que llegué a Michel Foucault, muy mencionado por ellos, y sus teorías sobre la sexualidad, que defendía la libertad de las relaciones sexuales «consensuadas» o «consentidas» entre adultos y menores, así como la pedofilia, en la que, parece ser, era un gran experto y fue sorprendido en alguna ocasión. En 1977 una serie de intelectuales franceses, entre los que se encontraba este bendito y muchos de los que sigue nuestra izquierda indefinida: Sartre, Derrida, Althusser, Beauvoir, Deleuze... hasta 80 personajes, pidieron al Parlamento francés la derogación de varios artículos de la ley sobre la edad de consentimiento y la despenalización de todas las relaciones entre adultos y menores. Está claro que la ministra Montero dijo lo que quiso decir y de ahí que no se haya desdicho ni matizado sus declaraciones realizadas en el Senado porque forma parte de su ideario. Foucault también defendió los cambios en Irán hacia una teocracia como nueva forma de «espiritualidad política», de ahí su defensa a ultranza del régimen despótico y miserable de los ayatolás y su falta de crítica por la muerte, a manos de la policía de la moral, de una chica que llevaba el velo mal puesto.

A partir de aquí todo es creíble bajo la suposición de que llevan sus apetencias hasta sus últimas consecuencias en aras a la modernidad y los dictados filosóficos y políticos más controvertidos. Cualquier persona puede pensar y creer en lo que mejor le parezca, pero una ministra debe llevar cuidado y no defender cuestiones contrarias a la ley antes de intentar modificarla. ¿Se atreverán? Ya lo proponen en la 'ley trans' y en la del aborto con que prepárense que nos espera un año y medio bonico.

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Creo que hay una evidente desconexión entre lo que se debe hacer y lo que se quiere hacer. Y lo que se debe hacer ahora, aunque se aleje de la filosofía y la poética del amor libre, es poner las condiciones para que la adversidad no nos lleve por delante. Pero el ejercicio de derechos sin deberes y la aplicación de políticas infantiles, absurdas e irracionales solo nos hacen perder el tiempo. Dense cuenta de que cuanto más absurda es una propuesta más facilidad tiene de adherirse al pensamiento general, solo hace falta que esté bien financiada. Y si piensan que el viaje a USA de la ministra fue de turismo se equivocan. Buscaban financiación y subvenciones del imperio financiero, con el aval de la ONU, para la propaganda de su 'agenda', una vez que Cuba, Venezuela e Irán ya están arruinados y de que el poder en España se aleja. Y en esa 'agenda' se incluye: indigenismo, regionalismo, políticas de género, gobierno global, y cambio climático. Pero de todo eso ya hablaremos.

Decía Madariaga: «Estas ideas universales, tan atractivas en su perfección abstracta, tan simpáticas por su robusto optimismo, no parecen convencer la mente ni conquistar el temperamento de los españoles. Son simientes delicadas que requieren las tierras blandas y húmedas de climas suaves. El suelo seco, duro y extremado de España da de sí una filosofía menos amable. Sus credos no pueden ser tan fáciles ni tan bondadosos». Me temo que se equivocaba, España se está convirtiendo en una pista de pruebas en la que el absurdo, la argucia y la falsedad se van imponiendo.

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