Miguel Hernández, la voz del pueblo que le traicionó

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Sábado, 5 de noviembre 2022, 08:37

Lo más triste de la muerte de Miguel Hernández es que los suyos fueron implacables con él. Su padre, que siempre consideró que se merecía ... su destino por ser tan rojo. El cura 'amigo' Luis Almarcha, que le regaló sus primeros libros y que nunca pudo perdonarle su cambio de rumbo. Su opinión diversa. Su activismo limpio, sin intereses, desapegado, bravo, valiente. Muy valiente. Almarcha fue implacable contra Miguel. El poeta no cedió al chantaje. Ni boda por la iglesia, ni renegar de sus ideas.

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Que los tuyos te dejen morir en tu tierra en una mazmorra fría y comiendo poco y menos, debe ser terrible. Él, que siempre confió en la bondad de los señoritos de Orihuela que jamás le apoyaron lo más mínimo. Él, que con ese talento brutal es todavía capaz de erizar la piel con palabras. Versos que todos comprenden, que llenan de colores nuestra cabeza. Que tienen el perfume de la sangre y los limoneros. Esas palabras insobornables cuando abrió los ojos y decidió que no quería participar en la injusticia que relegaba a los pobres. Se acercaba a los miserables, peleaba por ellos, cuando él era un chico de familia con cierto poderío económico, al que no le habría faltado de nada de haber seguido la corriente.

Miguel era tan auténtico que solo Pablo Neruda entendió y respetó su ser genuino, su amor por la naturaleza, su orgulloso provincianismo. Su ser de pueblo. La voz del pueblo. Ese pueblo que entiende sus versos, así pasen los siglos.

El oriolano se llevaba fatal con Lorca, que nunca dejó de verle como un cateto. Tampoco hacía buenas migas con Alberti. Niños bien de izquierdas que defendían su ideología, sí, pero a los que no encontrabas en el frente. Miguel, sí, Miguel estuvo en las trincheras.

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Valor

Consecuente siempre, irrumpió en el edificio de la Alianza, donde estaban de sarao muchos de sus correligionarios. Celebraban el II Congreso de los Intelectuales para la Defensa de la Cultura. A voz en grito les dijo: «Aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta». María León, ofendida, le dijo que si tenía valor de gritarlo aún más alto y, ni corto ni perezoso, lo escribió en una pizarra. O eso aseguran los cuenta anécdotas. También explican que la mujer de Alberti le dio tal torta que lo tiró al suelo.

Pienso en Miguel como esa persona que se despoja de todo, de sí mismo, de su propia supervivencia, en pos de un ideal, de mejorar la vida de los otros.

Miguel tuvo mala suerte. Mucha. Todo le costó un imperio. Que le hiciesen cierto caso los rapsodas de la capital. Que sonase su voz en los cafés y las tertulias literarias.

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El oriolano se llevaba fatal con Lorca, que nunca dejó de verle como un cateto. Tampoco hacía buenas migas con Alberti

Escapar de la muerte fue imposible. Lo detienen camino de Portugal porque llevaba un reloj de oro. Un reloj suyo que desentonaba con su ajado atuendo y la mugre del refugiado. Ese reloj fue un regalo de Vicente Aleixandre el día de su boda y lo vendió tras largas jornadas de huida a pie. Miguel iba en esparteñas. Quizá con ese dinero podría comer dos o tres días más, pero fue el comprador de ese objeto quien le delató. Y ya no hubo marcha atrás, ni amigo que pudiera echarle una mano en esas circunstancias. Salazar sabía que era un huido de Franco y lo extraditó de inmediato. Tenía 29 años.

Lo que sigue después es oscuridad. Celdas frías y algunos de sus mejores poemas, como las 'Nanas de la cebolla'. Un conmutar la pena de muerte, en un acto de 'graciosa generosidad del caudillo' a cambio de una boda eclesiástica. Un querer convencerle de que tenía que cambiar de opinión, de ser tan terco. Que se iba a morir si no salía de la cárcel.

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Miguel no fue un refugiado. No hubo manera. Ojalá hubiese visto crecer a su hijo. Ojalá otros poemarios acompañasen su obra. A las cinco de la mañana de un 28 de marzo, Miguel murió. O lo murieron. Y nada pudo cerrarle los ojos. Fue un cadáver de ojos abiertos. Los ojos y la visión de Miguel inspiran cada día a miles de personas. Este 2022 se cumplen 80 años de su muerte y el pasado 30 de octubre, el 112 aniversario de su nacimiento.

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