Del 'No seas marrano' al 'Ten canciencia'
LA RAMPA ·
El largo camino para persuadirnos de la necesidad de recoger las cacas y orines de nuestras mascotasMe pregunto qué dueño de perro desconoce a estas alturas la conveniente obligación de recoger las cacas que su mascota defeca en calles, plazas y ... jardines. Dudo que exista ese ciudadano y, sin embargo, cada equis metros de recorrido por la ciudad te encuentras la plasta. Algunas, pisadas por algún peatón despistado quien, de viva voz o en el pensamiento, soltará algún improperio y en las suelas de sus zapatos llevará restos de un excremento tóxico, lleno de bacterias y patógenos que pueden transmitirse a los humanos.
Hace unos años, el Ayuntamiento de Murcia inició una campaña bajo el eslogan 'No seas marrano', cuyas pegatinas aún pueden verse. A juzgar por los residuos fecales que evitamos pisar, la citada campaña podría haber promovido alguna conciencia. De hecho, también pueden verse otros vecinos recogiendo cuidadosamente las cacas. Sí, también las del césped. Que sí, que contaminan.
Porque no estamos hablando de estética ciudadana –que también– sino de higiene. La caca que se queda en la calle termina secándose y convirtiéndose en polvo que contamina el aire que respiramos.
–No sea usted tan delicado –me dijo un convecino que me oyó decir lo anterior.
–Vale...
Como hay estudios para todo, resulta ser que inhalar el aire contaminado por los desechos puede provocar deshechos en el organismo tales como parasitosis, salmonella y otros. Y como también hay estadísticas para todo, se calcula que un perro, por término medio, defeca unos 250 gramos de heces y suelta medio litro de orina al día. Multiplíquese por el número de perros que habitan nuestras ciudades y nos saldrán un montón de toneladas de basuras fecales que, a diario, dejan nuestras queridas mascotas.
Como continuidad al 'No seas marrano', el Ayuntamiento capitalino añade otro lema, 'Ten canciencia'. Repartió 5.000 botellas de agua para diluir orines de animales que manchan, corroen y afean edificios, y está elaborando una nueva ordenanza que acarrea multas. Pero la realidad es que, en la práctica, no siempre se persiguen y sancionan estas conductas incívicas, cuya contención precisa de la colaboración ciudadana.
–Si yo recojo le estoy quitando el empleo al barrendero (ji, ji) me dijo un joven al que llamé la atención educadamente.
Pues eso... Así están las cosas. El camino será largo hasta que entendamos que la obligación del barrendero es limpiar, pero la nuestra es no ensuciar.
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