Existen los ángeles, existen personas que lo dan todo y toda la vida por otras personas. Yo lo he vivido, el problema es que, como ... son ángeles, a veces no las vemos y hasta nos olvidamos de que existen. Claro, que en el mundo que vivimos es normal. En mi caso, soy enfermo de leucemia, trasplantado de médula hace casi 18 meses. El otro día di las gracias, en una entrevista de radio, por estar vivo, creo yo. Di las gracias al personal de Hematología del Hospital Morales Meseguer. Pero obvié agradecer públicamente a mi ángel, todo lo que ha hecho por mí. También me olvidé de darlas específicamente a 'mi equipo de salvación': mis cuñados, mis hermanas, una de las cuales donó la médula, y a mis hijos. Y específicamente dentro del personal del Morales, olvidé a unos médicos y enfermeras que trabajan en la denominada «burbuja», habitaciones de aislamiento, en las que el personal, todos, son extraordinariamente humanos, además de maravillosos profesionales que llevan muchísimos años allí. Su misión no es baladí, es intentar que los que estamos casi para subir al cielo nos quedemos un rato más en esta tierra, y además lo hacen con un cariño y una humanidad que yo no había conocido nunca en un hospital. Conmigo lo consiguieron y aquí estoy de momento.
Publicidad
Pero, ¿saben lo que ocurre? Que esas personas tienen que trabajar en unas instalaciones que no son acordes, ni con su calidad profesional ni humana, son penosas para ellos y los enfermos que por allí pasamos. Les faltan medios, les falta que alguien invierta en esa unidad, ¡pero de verdad! que están olvidados esos ángeles que lo dan todo.
'Mi ángel', al que me permitirán que mantenga en secreto hasta dentro de un ratito, realizó una queja escrita y documentada por el estado de esas instalaciones. Su queja supongo que, junto con otras, dio lugar a que 'lavaran la cara' un poco esas instalaciones. ¡Señores, que no es eso!, que esos profesionales, que esos enfermos muy graves, requieren de instalaciones nuevas y dignas, no de parches en las arcaicas.
Estando el que escribe allí, se inauguró por el Sr. presidente de nuestra Comunidad un ala, un edificio nuevo allí al lado, con habitaciones, que fueron destinadas a otros fines, entre otras cosas, parece ser que a habitaciones de médicos de guardia, que se las merecen, pero la «burbuja» ¡siguió igual!, hasta 'el lavado de cara' de este verano.
Publicidad
A pesar de todo no se pueden imaginar cuánto nos alegramos cuando recibimos la noticia del 'lavado de cara', aprovechando el mes de agosto en la «burbuja», las personas nos conformamos con poco, al menos ha quedado mejor que cuando permanecimos allí aislados 37 días 37, como dicen los taurinos. Vamos que se avecina la Feria de septiembre en Murcia. Eso sí, se cambiaran parterres de flores, se plantará en jardines y redondas, se harán festivales, eventos, se limpiará en profundidad la ciudad, se engalanará todo… ustedes ya me entienden.
Anteriormente mi ángel y yo, coincidiendo con la Navidad del año 2022, estuvimos aislados en otra habitación 34 días, recibiendo yo la quimio preparatoria para poder acceder al posterior aislamiento y trasplante en la «burbuja». Así las cosas, el día 24 de diciembre apareció un ángel en el pasillo, y ese ángel tocaba el violín maravillosamente, nos pareció una película, pedimos permiso para entreabrir la puerta y escuchar mejor, y vimos que el ángel había adoptado la forma de enfermera. Créanselo, en esos momentos y con lo que estábamos pasando muchos enfermos allí, con las lágrimas en los ojos y la emoción desbordada, hasta tatareábamos las bellísimas melodías, que como digo nos cayeron del cielo. Cuiden a estos ángeles e inviertan, señores políticos.
Publicidad
En fin, mi ángel estaba conmigo cuando me dieron el diagnóstico, es decir desde el primer día. Lloramos juntos, no ha dejado de desvivirse por mí, con el fin de que yo viva, en los periodos de hospital, especialmente en los asilamientos. Si yo respiraba fuerte la tenía al lado, yo creo que durmió muy pocas horas, me cuidó, me mimó y lo sigue haciendo.
Sin mi ángel yo no estaría escribiendo esto, ella es la que me ha sacado adelante, la que me ha dado la fe en que iba a vivir, la que ha ayudado a los médicos y enfermeras, al tenerme siempre animado y con fuerzas.
Publicidad
Mi ángel es mi mujer y se llama Conchi, ya lo he dicho.
Ahora les toca a ustedes. Señores políticos, inviertan en sus ángeles de una vez. Inviertan en sanidad.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión