Soliloquio de salud y género

Viudedad: números, género y urgencia

Lunes, 8 de diciembre 2025, 01:05

Según la ONU, existe feminización de la viudedad. En el planeta Tierra viven 260 millones de viudas, de las que el 1% son españolas. Estos ... datos concuerdan con la diferente esperanza de vida de machos y hembras en otras 229 especies animales. Entre las causas aceptadas en la especie humana se incluye la pérdida del cromosoma Y, uno de los cromosomas sexuales masculinos, no presente en las mujeres. Esa pérdida es en mosaico, ya que, aunque no todas las células lo pierden, sí lo hacen las sanguíneas y las inmunitarias, resultando en alteraciones cardiovasculares, oncológicas e inmunológicas y mortalidad precoz. Según el INE, el número de viudos en España asciende al 7% de la población, unos 2.900.000 de personas (2.360.000 mujeres y 540.000 varones) que mayoritariamente superan los 60 años. Considerando que, en España, los mayores de 60 años son más de 10 millones de personas (25% de la población) y que casi 3 millones de ellos son viudos, es apremiante revisar el grado de bienestar de estas españolas y españoles, ya que, en el campo de la salud, desde la dimensión de género, las viudas sufren más problemas de ansiedad y depresión y los viudos enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

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Bajo una mirada socioeconómica, de los casi tres millones de viudos, la pensión de viudedad la cobran menos del millón y medio. Esta pensión es una prestación contributiva y vitalicia de la Seguridad Social para el cónyuge o para la pareja de hecho que sobrevive. Se originó hace 58 años, a raíz de la Orden de 13 de febrero de 1967 para regular las prestaciones por muerte y supervivencia, y asegurar el sustento familiar cuando el hombre fallecía, ya que la mayoría de mujeres viudas eran amas de casa que no habían cotizado al carecer de retribución económica. Esta pensión, que evitó que muchas viudas quedaran por debajo del umbral de la pobreza, ha experimentado 30 modificaciones, pero su importe actual es muy mejorable ya que, en la mayoría de casos, solo asciende al 52% de la base reguladora de la persona fallecida, si bien puede ser del 60% si se tienen más de 65 años y no se percibe otra pensión. El gasto de unos 2,2 millones de euros al mes que cobran personas nacidas entre la tercera y sexta década del siglo pasado, la denominada «generación invisible», solo corresponde al 16% de las pensiones contributivas. Pero si se compara con otras prestaciones que se están pagando, es altamente injusto ya que el total cobrado por cada persona no alcanza, de lejos, el salario mínimo interprofesional.

La población de viudas y de viudos, además de numerosa, es muy heterogénea. Aunque es imposible clasificarla en estereotipos sociales, solo un 15% de las viudas vive en situación holgada. Para la mayoría de esos casi tres millones, sobre todo las viudas más mayores, los ingresos mensuales se limitan a la exigua pensión de viudedad ya que no tienen patrimonio adicional con el que complementar sus gastos corrientes. Esto implica que existe un porcentaje de viudas, por determinar, por debajo del umbral de la pobreza, que hacen malabares estirando la insuficiente pensión para llegar a final de mes. Indudablemente la brecha de género en la viudedad y el mejorable soporte social son factores decisivos de vulnerabilidad ya que agravan la precaria salud física y mental y la «exclusión social silenciosa».

Las viudas se inscriben en las asociaciones locales de la Confederación Nacional de Viudas Hispania (CONFAV) que defiende sus derechos, su bienestar y su calidad de vida. Estas mujeres no se limitan a ser las «viudas alegres», que han rehecho su vida con holgura y han reclamado cotas de libertad, o las «viudas melancólicas» que alargan el duelo y eligen vivir en soledad. Las viudas de hoy son muy diversas, reivindicativas y solidarias. En las asociaciones locales se ayudan unas a otras, organizan actividades, se relacionan, cuentan sus vivencias y ayudan a los más necesitados. No obstante, los bajos importes de sus pensiones están frenando su estado de bienestar porque, a pesar de la reforma del año 2021, esa cuantía es insuficiente para cubrir una alimentación rica en nutrientes, vitaminas y minerales, calefacción, aire acondicionado, pagos comunes de la casa, basuras y/o impuestos municipales.

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En boca de Cervantes, «es de bien nacidos ser agradecidos». Todas esas personas, que sacaron adelante familias enteras y ayudaron al desarrollo de nuestro país, en justicia, merecen nuestra gratitud. En los tiempos que corren, sería deseable que, urgentemente, los dirigentes reflexionaran y actualizaran las pensiones de viudedad, para que fueran justas, conforme a la situación económica actual, mejorando la calidad de vida de esos casi tres millones de españoles. Ellas y ellos lo valen.

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