Hidratación, termos y precaución

Lunes, 11 de agosto 2025, 08:56

Con la llegada del calor proteger nuestra salud frente a las altas temperaturas exige, ante todo, estar bien hidratados. El organismo necesita un aporte constante ... de líquidos para funcionar correctamente, regular su temperatura y reponer lo que pierde a través del sudor. Esta necesidad se intensifica en los días más cálidos, cuando el cuerpo trabaja más para mantenerse fresco. Aunque todas las personas deben tener cuidado, hay colectivos especialmente vulnerables, como los niños y las personas mayores, que corren un mayor riesgo de deshidratación. En el caso de los mayores la sensación de sed se atenúa con la edad, el cuerpo regula peor el calor, y ciertas enfermedades o medicamentos pueden dificultar aún más la adaptación al clima extremo. Frente a este panorama, la recomendación más sencilla y eficaz es beber agua. A lo largo del día, sin esperar a tener sed. Ingerir líquidos de forma regular permite prevenir los efectos del calor y evitar síntomas como el cansancio excesivo, los calambres, la confusión o, en casos más graves, el temido golpe de calor. Además del agua, hay otras formas saludables de hidratación: infusiones frías, caldos ligeros o frutas con alto contenido acuoso, como sandía, melón, naranjas o los melocotones. Estas frutas no solo aportan líquido, también refrescan de forma natural y saludable.

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En los últimos años, se ha vuelto habitual ver a muchas personas cargadas con sus botellas o termos reutilizables, un complemento casi inseparable para quienes van al trabajo, hacen deporte, van de excursión o simplemente pasean por la ciudad. Esta costumbre, además de práctica, resulta positiva. Llevar agua a mano invita a beber más a menudo y ayuda a reducir el uso de plásticos de un solo uso. Sin embargo, conviene prestar atención a un aspecto que a menudo se pasa por alto y que ha sido objeto de advertencia en diversos estudios recientes: la salubridad de estos recipientes. La combinación de calor, humedad y restos de bebida –por mínima que sea– puede convertir termos o botellas en caldo de cultivo ideal para bacterias y microorganismos. Las zonas más críticas son las boquillas, las gomas de cierre y aquellos recovecos de difícil acceso donde se acumulan residuos y humedad. Si no se lavan adecuadamente, estos recipientes pueden convertirse en un foco de contaminación que, en lugar de cuidar nuestra salud, la pongan en riesgo. Desde molestias digestivas leves hasta infecciones más serias, los problemas derivados de una mala higiene en estos objetos no son infrecuentes.

La recomendación es clara: lavar termos y botellas a diario, con agua caliente y jabón, desmontando todas las piezas si es posible y dejándolos secar completamente al aire antes de volver a usarlos. De vez en cuando, conviene una limpieza más profunda, con soluciones de vinagre blanco o bicarbonato sódico, que ayudan a eliminar bacterias y malos olores. Son gestos sencillos que pueden marcar la diferencia entre una hidratación saludable y un mal rato totalmente evitable.

Las zonas más críticas son las boquillas, las gomas de cierre y aquellos recovecos de difícil acceso

Aspecto de interés público en nuestras ciudades abrasadas por el sol es que, además de llevar nuestra propia agua, es importante facilitar el acceso a este recurso básico. El diseño urbano debe contemplar la instalación y el mantenimiento de fuentes de agua potable accesibles en plazas, jardines, parques, zonas deportivas, centros educativos y espacios de gran afluencia. Las fuentes públicas garantizan la posibilidad –incluso el derecho– de hidratarse y promueven hábitos saludables, por mero sentido de salud pública.

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En este contexto, no se trata solo de decir «bebe más agua», sino de integrar la hidratación en la rutina diaria, como se hace con las comidas o el descanso. Como es fundamental prestar atención a quienes tenemos cerca. Las personas mayores, quienes viven solas o están tomando medicamentos que favorecen la deshidratación, merecen un cuidado especial. Considerar si su entorno es suficientemente fresco o si necesitan ayuda es un acto de prevención y de afecto que puede evitar situaciones graves. Estar atentos a signos como el decaimiento, los mareos, la piel muy seca, la falta de sudor o la confusión mental puede ser clave para detectar a tiempo un problema serio. Combatir el calor no es solo cuestión de aire acondicionado o sombra, es una actitud diaria, reiterada como hábito con una suma de pequeños gestos que, bien realizados, protegen de los riesgos del verano.

Beber agua con frecuencia, cuidar la limpieza de los recipientes reutilizables, aprovechar las fuentes públicas y prestar atención a las personas vulnerables marcan la diferencia. Porque en días de calor extremo, estos detalles, por simples que parezcan, son más importantes de lo que imaginamos. Como limpiar el termo, algo que no debería aguarnos el verano, por un mal trago.

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