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Aporías

La gloria

Para que la gloria no se convierta en servidumbre es imprescindible tener algo fundamental: un espíritu dichoso, una visión generosa

Martes, 21 de enero 2025, 00:30

En Occidente siempre hemos visto a Japón rodeado de un aura mística. La contención, la sofisticación formal y la delicadeza se mezclan con una severidad ... cruel y despiadada, con un rigor inflexible y una voluntad de hierro que no se detiene ante nada. Han sido capaces de sublimar la cotidianidad a través de ritos y liturgias, como corolario de un respeto por el detalle y la forma que se hace parte del contenido de manera indisoluble. Así, llegaron al Kintsugi, el arte casi contemplativo de reparar cerámica rota, que adquiere mayor valor una vez arreglada. El tiempo, la paciencia, el ejercicio intelectual de comprender lo que necesita cada pieza para recuperar su uso se convierte en una fascinante metáfora del ser humano quien, con la edad, se va resquebrajando y tan solo mejora si es reparado con cariño y comprensión, aprendiendo de la derrota, del dolor, y subiendo así peldaños en la escala espiritual.

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