Día Mundial de la Visión

Los 2.564 afiliados a la ONCE en Murcia hacen visible la realidad de la discapacidad visual

Jueves, 16 de octubre 2025, 22:45

La discapacidad visual, término que engloba tanto a la baja visión como a la ceguera, es un problema que afecta a millones de personas en ... el mundo. La prevalencia estimada de baja visión y ceguera en países europeos ronda entre el 0,3% y el 0,5% de la población. Si aplicamos esta proporción a la Región de Murcia, en nuestra población podría haber entre 4.500 y 7.500 personas con discapacidad visual grave.

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La miopía magna es la primera causa de baja visión entre los actuales afiliados a la ONCE en Murcia y España. Pero, valorando la evolución de las patologías visuales que inducen baja visión y ceguera en la última década, es reseñable una tendencia clara al aumento de otras patologías como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Esto se debe principalmente a la mayor esperanza de vida de la población, ya que la DMAE es una enfermedad degenerativa ligada a la edad y a la disminución relativa de otras causas de ceguera más prevenibles o tratables como son las retinopatías por diabetes o las degeneraciones retinianas, donde los avances científicos y terapéuticos están consiguiendo disminuir su incidencia.

Actualmente, en Murcia, el número de afiliados a la ONCE es de 2.564 personas. Estas cifras de afiliación a los programas ONCE hacen visible la realidad de la discapacidad visual e indican que son la punta del iceberg de esta, ya que en ocasiones dar el paso para conseguir la afiliación es una decisión difícil. Solicitar una discapacidad visual significa, en primer lugar, reconocer que la pérdida de visión es irrecuperable y tomar conciencia de una limitación que va a afectar a su autonomía diaria; movilidad, trabajo o realizar tareas domésticas. Y, en segundo lugar, y no menos importante, aún pesa el miedo al estigma social que acompaña a la palabra discapacidad o a ser tratado diferente.

El reconocimiento oficial de una discapacidad visual permite e implica el acceso a recursos de rehabilitación (bastones, perros guía, gafas-lupa...), formación y apoyo en la inclusión laboral (adaptación en el puesto de trabajo) y social de la persona, mejorando así la calidad de vida y la integración. Hay que seguir trabajando en esta línea y gracias a las campañas de salud pública como el programa de atención al niño y al adolescente para detección de alteraciones visuales en la infancia, vacunaciones, cambios en estilo de vida y fomento de alimentación saludable se está consiguiendo.

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Pero la rehabilitación visual es una tarea difícil y valiente. Es comparable, salvando las distancias, con el mito de la caverna creado por Platón para explicar la diferencia entre apariencia y realidad. En esta alegoría un grupo de hombres están encadenados en una cueva desde su nacimiento. Solo ven proyectadas en la pared las sombras de personas u objetos que pasan por delante del fuego. Para ellos las sombras son la única realidad. Cuando uno de ellos consigue liberarse y salir, sus ojos deben acostumbrarse poco a poco a la luz hasta descubrir la verdadera visión del mundo. La rehabilitación visual comparte este recorrido del prisionero en la caverna platónica: desde las sombras de la limitación, hacia una forma de ver y comprender el mundo, no sólo con los ojos, sino también con la mente y la voluntad. La persona con discapacidad visual aprende a «volver a mirar» con nuevos recursos... no es fácil.

En el día Mundial de la visión quiero recordar la frase de Saint-Exupéry en su libro el Principito: «Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos». Porque a veces sólo quien deja de mirar aprende por fin a ver. Y como dicen mis pacientes... para lo que hay que ver doctora.

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