El agua en Murcia, un valor infinito

Cuando se habla de inversión no tiene sentido el término 'caro', sino si esa inversión cubre su objetivo

Martes, 16 de enero 2024, 01:04

Hace apenas unos días hemos visto cómo los medios de comunicación se han hecho eco del informe publicado por Facua, un informe sobre las tarifas ... del suministro de agua en el que se pone de manifiesto una dispersión de tarifas de un 434,8%, destacando a Ceuta y Murcia como las tarifas más caras; si bien es cierto que en su informe describen claramente que los datos nacen de la simple comparación de facturas, sin entrar a analizar los costes asociados a la prestación del servicio que se puede dar en las regiones ricas de recursos hídricos y en las pobres, y sin los cánones destinados a cubrir infraestructuras de agua que algunos municipios incorporan con cargo a la factura y otros no (porque se pagan a través de otras tasas o tributos).

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Dicho esto, es cierto que Murcia tiene una de las tarifas de agua más altas de España, pero, por paradójico que parezca, esta es una de las más baratas que existen, dado que con ella se consigue prestar un servicio de suministro de agua de gran calidad donde simplemente no hay agua.

Tengamos en cuenta que en el arranque de este siglo XXI, la provincia de Murcia tenía un PIB per cápita inferior a sus dos vecinos de la cuenca mediterránea, Alicante y Almería. En 2006 superaba ya a Alicante y en 2009 a Almería, lo cual ha sido posible, entre otras cosas, porque una región como Murcia, asolada por la sequía y por las limitaciones de sus recursos hídricos, ha sido capaz de poner en valor su enorme cantidad de horas de sol y ausencia de vientos para conformar la mayor industria agraria de Europa, convirtiéndose en un 'hub' tecnológico en materia de gestión eficiente y recuperación del agua de referencia mundial. Nos hemos convertido en los últimos años en anfitriones de observadores de todo el mundo, incluidos de aquellos países que como Israel habían llevado la delantera hasta hace muy poco y que ahora comparte con regiones como Murcia.

No olvidemos que una región muy pobre en recursos hídricos como esta es en estos momentos la mayor exportadora de agua al menos de Europa. En países como Dinamarca, Reino Unido o Alemania se consume agua de la Región en unos envases tan pintorescos como una mandarina, un brócoli o un pimiento. Esto, que podría parecer un milagro, no es más que tecnología, inteligencia humana y voluntad política, que canaliza una fuerte inversión de recursos humanos y financieros, que es la que explica estos logros.

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Estamos hablando de inversión, no de gasto. Y cuando se habla de inversión no tiene sentido el término 'caro', sino si esa inversión cubre su objetivo y cuáles son las externalidades que esta conlleva en términos de riqueza y creación de empleo –en una región que sigue atrayendo personas– por una parte, y en calidad en la prestación de un servicio, en una región y una ciudad donde simplemente, como ya he dicho, no hay agua. Si queremos ver qué significa esa inversión de recursos humanos y financieros, pensemos, por ejemplo, que una ciudad como Murcia tiene el honor de ser la ciudad del mundo (a la altura de Singapur) que más agua reutiliza, llegando al 90% de sus aguas residuales tratadas. Para saber si esto es poco o mucho, pensemos que España lo hace en un 7%, lo que por otra parte no está mal si lo comparamos con el resto de Europa, donde alcanzan un 2,4%.

Si seguimos queriendo ver qué significa esa inversión de recursos humanos y financieros, pensemos cómo la superficie que ocupa una ciudad como Murcia, que cuenta con 52 pedanías –para llegar a algunas de ellas es necesario atravesar montañas, bombeando y clorando el agua–, es un 50% mayor que una ciudad como Madrid. Pero eso sí, con 7 veces menos de población que la capital de España, lo que significa que hay que llevar el agua un 50% más lejos para atender a 7 veces menos gente y que tengan agua las 24 horas del día los 365 días del año, y que esta no se corte, y que lleve presión suficiente, y que la calidad sea buena y... Pero si insistimos en querer seguir viendo qué significa esa inversión de recursos humanos y financieros, pensemos que para abastecer de agua a una ciudad como Murcia se cuenta con el recurso del río Taibilla, pero dicho recurso no llega al 30% de las necesidades de la ciudad, por lo que hay que recurrir, en más de un 40%, al agua del Trasvase Tajo-Segura, que es un agua con un precio muy alto, y en más de un 25% a la desalación, con el tremendo coste energético que conlleva –durante los dos últimos años se ha visto pasar de poco más de 30 céntimos a 1 euro el coste energético de cada m3 de agua desalada–. En Murcia no hay agua, pero lo que tenemos no es un espejismo, es el esfuerzo de todos, ciudadanos, operadores y políticos, para no tener un infierno. En Murcia no hay agua, pero abro el grifo y ahí está. Y además es muy barata.

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