La lista más votada

ASÍ ME PARECE ·

Si Feijóo sabía de antemano que su propuesta no gustaba a muchos de sus barones y que no iba a ser aceptada por el PSOE, ¿por qué la ha hecho?

Posiblemente, una gran parte de la sociedad española estaría de acuerdo en que es conveniente, e incluso necesario, reformar nuestro sistema electoral, para proporcionarle mayor ... representación parlamentaria a los partidos de ámbito nacional, y menor a los de ámbito regional, a fin de que el Gobierno de España no dependa de los separatistas; y también para primar con un cupo de diputados o concejales al partido ganador, para favorecer la formación de mayorías. Pero no es esto, exactamente, lo que el lunes pasado ha propuesto Alberto Núñez Feijóo, al presentar el llamado Plan de Calidad Institucional. El PP ha cuidado el boato y la parafernalia. El plan se ha presentado en la cuna del liberalismo español, en el Oratorio de San Felipe Neri, de Cádiz, donde se elaboró la Constitución de 1812. De todas las medidas, ha destacado la reforma del artículo 180 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, para garantizar que sea proclamado alcalde quien haya recibido el mayor número de votos. La idea es extender el criterio a las elecciones autonómicas y generales, mediante los correspondientes pactos políticos con el PSOE.

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Sobre esta llamativa propuesta, importa efectuar algunas consideraciones:

1. En primer lugar, no es una propuesta novedosa. El PP la ha hecho ya en otras ocasiones. Pero nunca ha sido acogida con entusiasmo por los dirigentes regionales y locales del PP, que quieren conservar sus manos libres para pactar lo que consideren conveniente. Los actuales dirigentes del PP tendrían que aprender algo que yo aprendí cuando fui secretario general adjunto: gobernar a un partido de derechas es más difícil que llevar a siete gatos en fila por una carretera. Si se hubiese aplicado esta regla en las elecciones municipales y autonómicas de 2019, Martínez Almeida no sería el alcalde de Madrid; ni Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la comunidad autónoma de Madrid; ni Mañueco, de Castilla y León; ni López Miras, de la Región de Murcia. Por no recordar lo que antes ocurrió con Esperanza Aguirre y el 'tamayazo'.

Cuando no se respetan las reglas de la democracia, se acaba como Trump o como Bolsonaro

2. Desde antes de hacerse pública esta propuesta, Feijóo sabía a ciencia cierta que no iba a ser aceptada ni por el PSOE, ni por otras fuerzas políticas. En el ámbito municipal, proclamar a un alcalde que no cuente con la mayoría de los concejales es establecer un régimen presidencialista. El alcalde –dice Feijóo– no tendría que llevar a los Plenos los 'asuntos de gestión'. ¿Y qué son los 'asuntos de gestión'? Concepto jurídico indeterminado, en cuya concreción se podría incurrir en arbitrariedad, acabando con el control político del alcalde por el Pleno, característico del sistema parlamentario actual. Y en el ámbito autonómico y estatal, la propuesta es de muy dudosa constitucionalidad, pues vulnera la lógica de nuestro sistema parlamentario, según el cual, para acceder a presidente, hay que contar con una mayoría parlamentaria que apoye un programa de gobierno expuesto en el debate de investidura. Si un partido no cuenta por sí mismo con mayoría suficiente para gobernar, se ha de esforzar para llegar a acuerdos, de gobierno o de legislatura.

3. Entonces, si Feijóo sabía de antemano que su propuesta no gustaba a muchos de sus barones y que no iba a ser aceptada por el PSOE, ¿por qué la ha hecho? Hay un primer motivo que parece evidente: lo hace con carácter preventivo, para curarse en salud, para poner el parche antes de que salga la herida. Feijóo sabe que, después del 28 de mayo, el PP va a necesitar los votos de Vox para conseguir muchas alcaldías y algunas presidencias de comunidades autónomas. Y también sabe que este apoyo le va a perjudicar electoralmente en su campaña a La Moncloa. Y entonces el muy astuto de Feijóo se anticipa a la jugada y nos dice: «Yo ya propuse la lista más votada. Como no se me hizo caso, la culpa de que el PP pacte con Vox la tiene Pedro Sánchez».

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4. Ahora bien, al no aceptar esta propuesta, en muchas instituciones no gobernará el que encabece la lista más votada. Otros partidos llegarán a acuerdos que proporcionarán mayoría a quien elijan como alcalde o como presidente. Me preocupa mucho que esta propuesta no aceptada de la lista más votada se utilice en el futuro para tachar de ilegítimos los gobiernos de ayuntamientos, comunidades autónomas o el Estado. Ya se ha hecho con Pedro Sánchez. Después de la moción de censura a Rajoy, en 2019 ganó dos elecciones generales. Se le siguió llamando 'okupa', y cierto sector de la derecha habla abiertamente de un presidente ilegítimo. Y esto, si se repite después de las municipales y autonómicas, es muy peligroso. Cuando no se respetan las reglas de la democracia, se acaba como Trump o como Bolsonaro.

5. De todas formas, el PP ganaría mucho en credibilidad si decidiera no seguir bloqueando la renovación del CGPJ. Eso sí que sería un buen primer paso en la mejora de la calidad de las instituciones democráticas. Pero de esto no nos ha hablado Feijóo desde el Oratorio de San Felipe Neri.

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