El zagal del tenis y la fama de Murcia

LA ZARABANDA ·

Carlos Alcaraz (como Jaime Lorente) es una suma de instantes gloriosos

Domingo, 6 de junio 2021

Hoy por hoy, la fama de Murcia no es... ¡qué sé yo! Diría que mala no, pero tampoco buena como para quitare el sombrero cada ... diez segundos. Antes fue peor: aquello de 'mata al rey y vete a Murcia'. Una muestra de ignorancia, un malentendido sobre el verdadero mensaje del adagio, que significa 'estar a cubierto' en Murcia. Esto enlaza con la Matrona, que resume la hospitalidad de esta tierra venida geográficamente a menos. Y lo de 'murcianos, gitanos y gentes de mal vivir'. ¡Otra que baila! Los calés ya procuran defenderse por su cuenta. Tocante a nosotros, ¡qué más da! Gentes de mal vivir, pero aludiendo a honradas familias que, por culpa de 'la situación', han de acudir a Cáritas para la comida de cada día.

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Toda esta repalandoria viene a cuento de un personaje nacido aquí: el joven tenista revelación Carlos Alcaraz. No será Murcia como Jauja, pero, si das un pisotón en el suelo (lo mismo en lo urbano que en el bancal), te nacen tipos y tipas ejemplares. Agricultores, pintores, escritores, poetas, empresarios, músicos, deportistas, bailarines, cómicos... La tira de gente notable y notoria, aunque algunos ejerzan a la chita callando. Este Alcaraz del tenis es una muestra reciente de lo que digo. Pasa igual con Jaime Lorente, el actor que en la serie 'La casa de papel' le decía '¡paapa! a su padre. Y reía con una risera que anda recogida en el guasá de muchos móviles. Tan diferente de Charlton Heston y, sin embargo, ha dado vida a un Cid Campeador más creíble que el americano. Y el Carlos que digo es una explosión de buen jugar. Como Lorente en teatro y cine. Se parecen incluso físicamente.

He leído, salido de la pluma de un sabio: 'El hombre fue hecho para vivir bajo la protección –y con la complicidad– de los dioses'. Pero eso se cumple en unos territorios más que en otros. Como en este nuestro: árido por un lado, exuberante por el otro. Leo en un tratado: 'Fuera del instante todo es mentira'. A estos zagalicos los ves en la cancha y en la escena, y son eso: una colección de instantes gloriosos, pijo.

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