Tenorio de Primavera

No podrán ser más de trescientos los espectadores, debido a las medidas de seguridad sanitaria. Supongo que, si este aforo se quedara pequeño, tiempo habrá de organizar nuevas representaciones. Porque merece la pena que los niños sordos tengan acceso fácil a esta famosa peripecia de capa y espada. Quienes, por viejos, padecemos alguna sordera en mayor o menos medida, sabemos bien la sensación de plenitud que se siente al escuchar sin problemas los sonidos del mundo. En el caso que ahora nos ocupa, me dicen que los pequeños espectadores recibirán los parlamentos del Tenorio, asistidos por los procedimientos técnicos adecuados para cada niño. No solo oirán de los propios actores los conocidos diálogos, sino también el ruido de los aceros al chocar entre ellos, durante las pendencias de Don Juan y Don Luis, empeñados ambos en hacerse con la voluntad de la novicia encerrada en el convento.

Podrán percibir con todos sus méritos, mediante una proyección, el ballet de Carmen Rubio, con una escenografía pensada para acompañar la pieza de Zorrilla. Todo lo cual hace pensar que los zagales van pasar una velada inolvidable, pues la sordera que padecen no les impedirá esta vez divertirse en condiciones de normalidad. Seguro que será emocionante para sus familias ver a los espectadores de este suceso teatral, ensimismados en una obra que tanto vale para niños como para gentes de cualquier edad y condición, como se suele decir.

Aspanpal nació en 1978 y viene funcionando, desde 1999, en la barriada de La Flota. Que vean sobre el escenario el Tenorio en su integridad de acción y sonido conjuntados, me parece un buen logro. La obra podrá divertirles, y sin duda les ayudara a encajarla mejor en sus conocimientos escolares acerca de la literatura española.

El Tenorio dejará de ser para ellos una película muda.