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Solo faltaba el megabuque encallado

LA ZARABANDA ·

Se confirma, una vez más, que ciertas desgracias son castigo divino

Lunes, 29 de marzo 2021, 02:13

Se venía venir...

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–¡Venga, hombre! No diga tonterías, con la que está cayendo.

¡Ah! ¿Es tontería aceptar que, en este mundo traidor, a ... una desgracia gorda le sucede otra igual o parecida? Primero aguantamos una calamidad como es la pandemia. Y, de la noche a la mañana, llega un buque gigantesco y tapona el Canal de Suez. El incidente provoca la interrupción del transporte masivo de mercancías entre Asia y Europa. ¿Es una broma?

Este barco (por llamarse Ever Given, o sea Dado Alguna Vez) está pidiendo a gritos un desmentido. Dicen los libros que nunca antes tuvo lugar un accidente similar. Pero estamos ante un raro suceso. Cuando digo raro aludo a algo sobrenatural, fuera de la gobernanza humana. Es lo mismo que ocurre con el virus. Y luego está su significativa ubicación: allí donde sucedieron las famosas y terribles plagas de las que habla la Biblia.

Esa circunstancia nos está trasladando hasta Moisés. Cuando los israelitas huían de Egipto a toda pastilla se toparon con el Mar Rojo. Tuvo que aparecer aquel profeta y pasarlos a todos al otro lado, facilitando la escapatoria e impidiendo que se ahogara la expedición entera. Después llegó don Fernando de Lesseps. Este aprovechó el camino abierto por Moisés y construyó un canal. Eso significa que un simple humano cambió una pieza de la creación sin permiso del creador.

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–¿Y Moisés lo tenía?

Sí, señora. Moisés lo tenía. Recuerde que, antes de separar las aguas, habló con Dios a través de la zarza ardiendo. Unos siglos después, una Naturaleza enfadada dice de echar a perder el Canal, atravesándole una exageración de barco, con el que un vulgar terrícola pretende ser como Dios, imitando el Arca de Noé. (Vaya hilando el lector, si tiene la bondad).

Muchos piensan (y yo también) en la pandemia como castigo divino. En mi opinión, si las famosas mociones de censura hubiesen tenido lugar hace poco más de un año, ellas habrían sido la causa de la matanza (sobre todo de ancianos) que está provocando el coronavirus. Al ser tan posteriores a Wuhan, el atasco en el Canal es la condena por no haber vacunado todavía a todos los viejos mayores de ochenta años.

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