Ni siquiera en agosto podremos decir '¡beee!'

LA ZARABANDA ·

Los repuntes virales están retrasando más de la cuenta la civilizada 'inmunidad de rebaño'

Jueves, 8 de julio 2021, 01:17

Para que se vea que no siempre se cumple aquello de 'no hay quinto malo', ahí tiene el lector, vivita y coleando, la ola pandémica ... número cinco. Se dice que esta corre a cargo de la gente joven, que se ha pasado tres pueblos en lo de echar los pies por alto. A estas horas, ya están las Autonomías contando el aumento tan preocupante de los contagios. Hasta el punto de pensar en medidas que parecían superadas. El calor tan insoportable que padecemos lleva a organizar todo tipo de fiestorros, aprovechando el ilusorio frescor de estas noches julianas.

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Por nuestras malas artes en la lucha contra el cambio climático, hablamos de temperaturas que se acercan a los cincuenta grados. Y parece como si la juventud, a la vista de tan lamentable anomalía, hubiera decidido quitarse la careta, para beber y bailar como si fuera la última vez. O como si el fracaso/éxito de la Roja hubiera sido un detonante del colectivo y temerario cachondeo. Y, por lo tanto, 'de perdidos al río'.

Nos hemos relajado (o cuando menos retrasado sine die) antes de acceder a la deseada 'inmunidad de rebaño'. Haberla conseguido ya, o estar en vías de lograrlo, nos habría permitido echar las campanas al vuelo y repicar al mismo tiempo que vamos en la procesión. Contra lo que pudiera parecer, lo del rebaño no nos asemeja a ovejas o cabras, sino que nos otorga categoría de miembros de una sociedad menos fulera y más inteligente. Su fundamento es que, conforme el porcentaje de individuos e individuas inmunes aumenta a un determinado ritmo, el colectivo humano alcanza un punto en que las probabilidades de que se propaguen las infecciones por Covid son francamente bajas.

Para ganarle al virus hay que correr más vacunando a todo el que se ponga por delante. Y si fuera ganado joven, mucho mejor me lo pone. Dicen los que entienden de esto que los vacunados (o los infectados con anterioridad) actúan lo mismo que un cortafuegos contra la diseminación de la enfermedad. La 'inmunidad de rebaño' no es decir '¡beee!, sino que ralentiza o evita la transmisión de la enfermedad a muchas personas.

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