La sequía es culpa del PP

LA ZARABANDA ·

Desde que esta formación empezó a desbaratarse, aquí no cae ni una gota

Lunes, 28 de febrero 2022, 01:51

Habrá gente que no se lo creerá. Pero me supongo yo que, si una persona de bien se pone a reflexionar sin prejuicios sobre el ... particular, acabará dándome la razón. Desde que el PP empezó a flojear, la respuesta de la lluvia es que no hay na que rascar. No se trata ahora de hacer coincidir el momento en que empezó el declive del partido con la toma de postura de las nubes, en el sentido de no dejar caer ni una gota. Apelo simplemente al hecho de que, coincidiendo con la mala racha pepera, nadie excepto algún loco ha ido a misa con el paraguas. Eso ya me basta para culpar a la dirigencia de una sequía tan jodida.

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Hubo, sin embargo, un momento en que todo cambió. Fue cuando la Ayuso ganó tan ricamente las elecciones de Madrid. Acordarse de que llovió, pero lo que cayó no fue suficiente para enderezar el problema. Además, pronto se presentaron también las peplas en el entorno de la lideresa. Con lo cual, la probabilidad de que los nubarrones se animaran a descargar fue ya nula. Después hemos soportado sucesos tan desagradables como la fulminación de Pablo. Iba a decir de Pablo y sus seguidores. Pero no. Porque quienes rodeaban al chaval dándole la coba y haciéndole carantoñas, hay que joderse, invitándolo incluso a un café cortado, se llamaron andanas en un plis-plás. ¿Cómo es posible, oye, que encimarios tan zalameros, ¡zas!, en solo unos segundos le dieran el culo como se lo dieron?

He dicho el 'chaval' con la mayor intención del mundo. Un tío con cuarenta y un tacos recién cumplidos (el uno de febrero, festividad de San Trifón), un individuo con esa barba tan arraigada que luce, ¿me lo tildan ahora los politólogos de jovenzuelo? ¡Amos, quite usted! A esa edad, mucha gente está ya de vuelta. Principalmente, la que jamás estuvo de ida.

Comoquiera que en Galicia nunca deja de llover, quieren fichar ¡a Feijóooo! (dicho con énfasis, por ver de que llueva). Pero se van a equivocar. El gallego llueve en su tierra. ¿Pero va a llover en Madrid? Un calabobos quizás. Y en Murcia, ¿qué?

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–¿Aquí? ¡Ni una gota!

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