El Real Murcia proscribe el móvil

LA ZARABANDA ·

Lo mismo en el vestuario que en las comidas de las concentraciones

Lunes, 16 de agosto 2021, 00:36

Rememoremos, si ello complaciera al lector, la figura imponente del Pensador de Rodin. Un día colocaron una copia en la plaza de Santo Domingo. La ... obra, con el personaje sentado y el mentón descansando en una mano, muestra al ser humano que, antes de actuar, medita. Con el fin de que su actividad no sea a tontas y a locas. Se me ocurre que, a tono con los tiempos que corren, pudiera suceder que algún día nos colocasen (allí mismo donde estuvo aquella escultura dedicada al intelecto) a un tío igualmente sentado, pero con un móvil entre las manos.

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Esto que digo tiene que ver con algunas normas de obligado cumplimiento, como se suele decir, que en adelante van a ser aplicadas a los jugadores del Real Murcia. Lo que es el móvil, queda terminantemente prohibido usarlo en el vestuario y también en las comidas de las concentraciones. No se dice nada sobre si podrán manejarlo/toquetearlo mientan juegan, pero el sentido común dice que no. Hay otras novedades, referidas a la puntualidad, control de peso, mascarillas y redes sociales.

Todo esto se recoge en el llamado Código Disciplinario del Real Murcia y puede dar lugar a sanciones. Lo que yo, a mis cortas luces, veo más difícil de cumplir es lo del chismecico. A estas alturas de la postmodernidad, subyugados como estamos por el aparataje cibernético, resulta muy duro prescindir del móvil. Incluso sobre el césped de los estadios.

Adelgazar es complicado, lo mismo que ser puntual. Usar la mascarilla resulta francamente molesto, sobre todo para morrearse durante el botellón, y tampoco veo fácil resistirse a engolfarse en las redes. Pero le diré una cosa: no poder distraerse con el móvil es tan tremendo, que pudiera dar lugar a que un futbolista abandonara el oficio para dedicarse a otra cosa. Y si eso ocurriese con un jugador mediocre, tírale que va. Pero imagínate que son Messi o Ronaldo los que dejan la profesión.

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El móvil ha alcanzado tal arraigo, que es como un apéndice de la persona. No me extrañaría que, en el futuro, los bebés nacieran con un chisme de estos, pero de carne y hueso, al final de una mano.

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