No lo quieras para otro

Esto último es lo que le sucede a Putin. Comoquiera que su corazón, que sospecho pequeño y arrugado, no es capaz de dirigir un pueblo con grandeza, se busca excusas de mal pagador para justificar ante el mundo y ante la Historia la burrada que acaba de cometer. Entre las cosas más o menos desatinadas con las que ha pretendido cargarse de razón, la última que se le ha ocurrido es para mear y no echar gota. No da risa, porque la que ha liado es demasiado lamentable. Merece, eso sí, una carcajada digamos sarcástica.

Manifiesta este singular genares (y lo expresa con fingido escándalo) que los ucranianos estaban intentando construir una bomba atómica. Bueno verá usted. Nadie es perfecto. Supongamos que fuese verdad. ¿Y qué? Otros peores las tienen preparadas desde hace mucho, pa lo que haga falta. Explican que no es para atacar a nadie, sino para defenderse. Lo veo estupidez supina. Es lo mismico que podrían argumentar los ucranianos. ¿O acaso uno de Ucrania es peor tipo que otro de Rusia? La acusación de Putin descalifica aún más esa invasión enloquecida, que ha hecho que millones de niños, mujeres y ancianos tengan que salir con lo puesto, camino de otros países con mejor currículum.

Imagino que los ucranianos no tendrán bomba atómica por lo mismo que tampoco la tiene España.

–¿Y por qué no la tiene España?

¡Ah, yo que sé! Quiero creer que porque ya no sirve para nada. ¿O no es verdad aquello de que, si algún país se atreve a lanzar una, otros países con bomba (que no son pocos) harán lo mismo? En habiendo dos atómicos, ninguna falta haría un tercero. Solo con la parejita (Rusia y EE UU) bastaría para dejar del todo inservible el planeta.

Se te ve el plumero, Putín.