Pájaros y mascotas

Sospecho que hay más pájaros ahora que antes de que nos mandaran el virus desde China. Debo decir que he descubierto hace nada que cierto pajarillo, parecido el que llaman 'de las nieves', corre que se las pela todo seguido, como si le hubieran dado cuerda, no sé si me explico. Se oye más cantar a los pájaros (o puede que sea una sensación solo mía) desde que se descubrió la vacuna.

Haya o no aumentado el censo, se muestran más activos y hasta se interesan por los trajines de la gente. La otra tarde, en la presentación del último libro de Adolfo Fernández, en el ameno patio de las Claras, de la Fundación Cajamurcia, cantó un pájaro. No fue algo de pasada, una incidencia inadvertida para la mayoría. Al animalico no se le vio, solo se le escuchaba. Pero fue una evidencia para los asistentes al acto. Los zagales creen que los pájaros hablan piando, principalmente entre ellos. No están, sin embargo, todo el tiempo dándole al pico, sino que hacen pausas (igualicamente que las personas). Y cuando han terminado de hablarse, vuelve el silencio, como si se tratara de un diálogo finiquitado.

Veo probable que la pandemia haya hecho que muchas cosas cambien. O simplemente que las estemos percibiendo mejor. ¿Cómo van, por ejemplo, los perros mascotas? Los veo como más en su papel de 'casi humanos'. Está escrito que su fiel apego a los hombres mueve a pensar que tuvieran un origen tirando a humano. (También se dice que nacieron de la sangre de Caín). ¡Qué sabe nadie! Conozco a un ejemplar llamado 'Bruce' (como el actor Bruce Willis), que se tragaba los palitroques que encontraba por ahí. Hubo que operarlo y todo para sacarle un leño demasiado grande. Pues bien, desde todo esto del virus, se le ve muy sosegado y facundo, como un diputado a Cortes durante la Restauración canovista.