Lo que se dice haberlas, hay palabras para todo. Si bien las que más molan son las que nos llegan de los EE UU. Para ... significar lo poco que les importa a demasiados el cambio climático, tenemos en España un término cervantino, como es la neutralidad. Es la que practican quienes se acurrucan al orico del 'que inventen otros', como pidió Unamuno. Se está poniendo de moda un término ('neutralidad climática') que, siendo positivo, en realidad deviene negativo. El rigor gramatical explica que «la neutralidad no es una virtud en sí, ya que puede proceder de la indiferencia, el miedo o la cobardía».
Publicidad
Aun sabiendo esto se ha dado en llamar neutralidad a «reducir nuestras emisiones de gases contaminantes, a través de la propia acción climática». Hay algo de confusión en esto. La neutralidad no puede ser buena y mala al mismo tiempo. Lo neutro, en general, no echa gusto a nada. Bien mirado, tampoco es imparcial. Y trae consecuencias contradictorias. ¿Cuáles? Pues que, si las cosas dicen de ir a peor, vayan; y si dicen de ir a mejor, vayan igualmente. Las neutralidades puras y duras son como los pecados capitales: mortales.
Después de muchos tira y afloja, se pretende que, en el 2050 (aprovecho para saludar, pues yo ya no estaré), la temperatura de la Tierra no haya subido más de un grado y medio. Sería poner una pica en Brussels, ¡je! Pero habría que descontar a los que se autodenominan neutrales climáticos.
Por fin, Moncloa metió en las Cortes una ley sobre este particular de interés mundial. Eso no significa que, a partir de hoy, vayamos a dejar de tirar las mascarillas y otros preservativos a la mar. Ni que, de la noche a la mañana, las chimeneas ya no echen a los cielos más humareda que la justa. Ni que, pasados unos meses, todos los vehículos 'a motor' dejen de soltar por la culera gases nocivos. Ni que dejen de arder los cuatro montes que nos van quedando. Nada de eso ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos. Pero, oye, como dice la propia Moncloa, más vale una ley en el BOE que dos gallinas solas en el corral.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión