Al principio era la cepa. Después se convirtió en variante. Una de estas dejó de llamarse, por ejemplo, india. (Para no herir la sensibilidad del ... espectador). Los que mandan le pusieron Delta. En cambio, la pobrecita colombiana seguía llamándose colombiana.
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Para mi gusto, cepa es mejor palabra que variante. Esta incluye cebollitas de esas pequeñísimas, pepinillos, pimientos, olivas y demás. Relacionar la vid (y su hijo el vino) con el coronavirus no lo veo rentable para nadie. De toda la vida de dios, la cepa se tuvo por algo excelente.
–Qué coñazo de virus, ¿verdad usted?
¡Hombre! Un tostón como una casa. Y que no se va nunca, como dijo aquel. Ahí nos tiene usted: bregando con la quinta ola. Ahora se habla más de los brotes, que también tienen que ver con la cepa. El brote mallorquín es uno de los más criticados. Hay que mantener la cepa en su acepción más digna. El diccionario dice: «Tronco de la vid, del cual brotan los sarmientos, y, por extensión, toda la planta». La definición está clavada. La cepas no debe utilizarse para designar marranerías como la Covid. Los consejos reguladores de la denominación de origen protegida de los vinos (DOP) se alzarán cualquier día, todos juntos y en unión, defendiendo que la cepa es vitivinícola por naturaleza y condición. La cepa reina de nuestro territorio es la Monastrell.
A los consejos reguladores no les importará que llamemos cepa a la 'raíz y principio de algunas cosas', como los cuernos y los rabos. Porque ambos son báquicos. Y tienen usía entre castizos. En cuanto a cepa como 'núcleo de un nublado', conviene aceptarla tras las DANAS que han irrumpido en nuestras vidas. Principalmente para jodernos (véase lo sucedido en Los Alcázares, Alemania, Bélgica y China).
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Interesa menos la cepa como 'tronco de una familia o linaje', por ser asunto clasista y contrario a Moncloa, que nos quiere iguales. Y tenemos luego la cepa científica, que el diccionario coloca con buen criterio en último lugar. A saber, «grupo de organismos emparentados, como las bacterias, los hongos o los virus». En este pavoroso territorio es donde la cepa no debería crecer jamás.
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