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Masculinidad tóxica o el macho recula

LA ZARABANDA ·

Ojalá pudiéramos saber la eficacia de las manifestaciones en la calle

Domingo, 18 de abril 2021, 09:36

Días atrás salió en LA VERDAD un reportaje titulado: 'Adiós al 'macho'. Venía a decir que cada vez más hombres reniegan de la masculinidad tóxica, ... vinculada a la competitividad y la dominación. La verdad es que no sé qué decir sobre esto. Si te fijas, el número de mujeres muertas por violencia de género sigue como siempre. Quiero decir muy mal.

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Tan fea estadística mueve a pensar en qué medida aprovechan las manifestaciones feministas. Incluso el minuto de silencio en homenaje a las víctimas. Tengo la impresión de que el tipo que asesina a su pareja, se siente poco o nada influido por esas expresiones de apoyo y afecto a las destinatarias de un machismo llevado a sus últimas consecuencias.

Todo aquello que ayude al entendimiento y la conciliación (digamos que sobre la marcha, sin guardar rencores) como atributos nobles del ser humano, debería aprenderse en la asignatura Educación para la Ciudadanía. Es muy probable que el hombre, entendido como mero macho, pudiera ser capaz (mediante la reflexión intelectual) de asumir maneras propias de una bien entendida igualdad entre ambos géneros. Y, desde luego, también las mujeres podrían estudiar con el mismo interés esa asignatura. Porque convivir es cosa de dos. Pero, claro, todos sabemos que, por desgracia, no hubo manera de sacar adelante esa concreta disciplina. A pesar de que quizás sea la mejor manera de educarlos a ellos y (por qué no) a ellas en la convivencia. Creo que se equivocan algunas mujeres que nunca perdonan y se empeñan en remover a todas horas, en público y en privado, agravios que (por viejos) quizás deberían estar superados. El reproche, cansino por continuado, que remueve lo peor de cada individuo, provoca estallidos de ira (incluso por asuntos menores) que acaban en violencia.

Lo cierto es que, a pesar de la copiosa estadística, no encontramos la fórmula conciliadora ideal para que el hombre recule en su prepotencia ('¡tira patrás, macho!') y desista de recurrir a algo tan terrible como es matar. Y en cuanto a la mujer, sin renunciar a las razones que tiene derecho a defender, ponga a trabajar esas dotes sutiles que como tal la adornan, procurando la feliz armonía de la pareja.

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