Sin ir más lejos, como dijo aquel, en Nueva York acaban de autorizar el consumo de marihuana a mayores de 21 años. Pero, vamos, tampoco ... la cosa es del todo una novedad. Son ya catorce estados los que han hecho lo mismo con anterioridad. La motivación es como de costumbre económica. Cuentan que, a partir de ahora, podrían generarse al año unos 350 millones de dólares en impuestos. Esgrimen también una razón que podríamos llamar filantrópica. Y es que, con lo que allí denominan 'marihuana recreativa', se pretende compensar a esos pobrecitos jóvenes que, antes de ahora, no han podido acceder a la droga. O lo que es lo mismo: fueron tratados injustamente por la sociedad. Eso es lo que viene a decirnos la noticia de la agencia Colpisa.
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Otro beneficio a tener en cuenta es que, si el veintiunañero no dispone de medios para comprar la 'maría', podrá cultivarla para uso personal en su propio domicilio. En fin, está meridianamente claro que, comoquiera que en España imitamos todo lo que viene de allá (como llevar zapatos deportivos en la alfombra roja), no tardaremos mucho en hacer aquí lo mismo. O parecido. Porque, a lo mejor, nosotros perfeccionamos esa legalización rebajando la edad de 21 a 18 años, que es cuando se les permite a nuestros muchachos conducir un coche. (Para que se vea que, poniendo interés en la temática, esta puede mejorarse muy mucho).
Y paso ahora a otra consideración. Existe un libro alemán de los años setenta, 'Wir Kinder vom Bahnhof Zoo' (o sea: 'Los niños de la estación del Zoo'), escrito por los periodistas Kai Herrmann y Horst Rieck. El relato se refiere a drogas y prostitución durante la difícil adolescencia. La acción, basada en hechos reales, se desarrolla en la estación de Metro que hay junto al Parque Zoológico de Berlín. A partir de ahí, Amazon Prime ha rodado una serie de ocho capítulos, que todos (me refiero a los padres y a los hijos) deberían ver cuanto antes, no vaya a ser que la retiren de la programación.
Para disfrutar al completo este singular filme, solo hace falta tener en buen estado el estómago y ganas de aprender a vivir.
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