La 'lertricidad' como coñazo

LA ZARABANDA ·

Una cosa tan tonta como la luz no debería perturbar a quienes la pagamos

Martes, 8 de junio 2021, 02:19

Las temáticas van por temporadas, como el bikini y los langostinos del Mar Menor. También los nacimientos ocurren de vez en vez. La Muerte, en ... cambio, se te presenta una vez y ya no vuelve a molestarte. Una resurrección que te permita morir varias veces no es de este mundo.

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Y en esas estábamos cuando nos cuentan un cuento de los de nunca acabar. Hablamos de la luz artificial, vulgo 'lertricidad'. Ahora mismo (y desde hace ya tiempo) anda esta veleidad tan escasamente amena ocupando a tope nuestra atención. Principalmente en lo que toca a su precio. Una cosa tan tonta como usar los enchufes de la casa, bien para no andar a oscuras y darte un coscorrón, bien para que funcione la lavadora y sobre todo el televisor, está ocupando demasiado espacio en nuestras vidas. Como si el alumbrado (algo tan artificial) quisiera ponerse a la altura del astro Sol.

Los fabricantes de energía 'lértrica' (que son nada más que seis u ocho, o sea gente monopolizada) son los mismos que, desde tiempo inmemorial, te mandan de cuando en cuando una factura muda. Lo expreso así porque no te dice nada, de tan enrevesada y confusa como la confeccionan. Estos días, con la excusa de que la han cambiado para mejor (me refiero a que se entienda), todos los días se nos menciona el asunto del alumbrado en el televisor de cada cual. Se trata una vez más de algo que siempre acaba en el mismo sitio. O mejor dicho: el final del capítulo siempre corre en la misma dirección: subirte el precio.

Esta vez, además de eso, pretenden darnos el follón. Encima de que, como siempre sucede, la encarecen, con esa tabarra distraen la atención de los demócratas. Este muchacho de la tele oficial, uno llamado Cintora, está obsesionado con el asunto. Y todicos los días conecta con un especialista, para que mencione la soga en el domicilio del ahorcado. Ya es fatalidad, ¿comprende usted?

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Están atentando, desde las dichosas 'lértricas', contra las libertades que nos regalan desde Moncloa. Pretenden que lo hagamos todo por la noche, como si cada vivienda fuera un puticlub (digo de los de antes, desde luego).

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