Todas las guerras se acompañan de mentiras. Las hay de muy diversa condición. Y todas muestran su feo rostro en las contiendas entre los hombres. ... Las más tontas ('no te doy un cigarro porque he dejado el tabaco') y las más cínicas ('cuidamos de que la población civil no sufra daños'). La entera gama de los embustes arraiga en la contienda, queriendo dar a entender que incluso la misma guerra mentirosa es una mentira más, inventada por los enemigos de la patria.
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Por eso la información que recibimos acerca de los frentes provoca más desconcierto que otra cosa. A ver. ¿Qué sabemos de cierto ahora mismo acerca de lo que está pasando, si no es la única verdad que se nos hace llegar hasta el agotamiento? Me refiero a su carácter de horrible monstruosidad. Una verdad que reconoce un sufrimiento más allá del que reciben las víctimas más directas. Columnas de mujeres con sus pequeños buscando una frontera. Llamamiento a padres 'útiles' para llevarlos al frente. Ancianos que no pueden valerse esperando en los refugios improvisados, donde podría presentárseles la muerte en cualquier momento.
Lo único que habla bien acerca de la dignidad y la capacidad de compasión de la gente, está fuera de allí, en los países de acogida. Y no resulta sencillo entender cómo a no muchos kilómetros, hay una guerra rebosante de mentiras burdas, donde los hombres se matan entre ellos y, a no demasiada distancia, separados por una simple raya, tienen lugar situaciones que muestran el sentido caritativo y bondadoso de la naturaleza humana. La guerra, tan cotidiana durante siglos y siglos.
Después (o casi) de una pandemia, un conflicto provocado. Y esos niños exiliados a empujones (que están creciendo para conformar la sociedad del futuro), mirando atónitos a su alrededor, sin entender nada de lo que está sucediendo. Y todo ello porque el responsable de arreglar por las buenas un desacuerdo geopolítico, hace alarde de su incapacidad encendiendo por su cuenta la mecha de un enfrentamiento inútil.
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Además de daños materiales y humanos, esto de Ucrania produce un malhumor sordo envuelto en tristeza, que le resta toda su chispa a la gozosa aventura que es vivir.
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