Guerra limpia entre Nadal y Alcaraz

Veo una casualidad que ambos sean gente educada, en un mundo tan ayuno de buenas maneras. Antes de que apareciese como un torrente el murciano, el mallorquín venía practicando, durante muchos años, las buenas maneras. Doblegar la propia soberbia y otras mierdas humanas hizo de Nadal un personaje, además de admirado, querido. Si a eso vamos, el muchacho es una perla en el muladar que componen otros tenistas, que se cabrean espectacularmente cuando pierden. O no se ponen la vacuna, a veces solo por fardar.

A Alcaraz lo ves venir y te dices: «¡Joder, qué piazo e tío!». La verdad es que da un poco de miedo. Pero luego resulta que su apariencia no tiene apenas que ver con su realidad. Te enteras de que es una criatura incluso dulce. Y te quedas perplejo. Piensas: «Bueno. Ya veremos qué ocurre cuando se junten el uno con el otro». Pero llega el momento y no pasa nada. Hombre, pasar pasa, pero como si no pasara. Se ponen a jugar durante tres horas. Y gana Nadal. Tampoco de un modo aplastante. Y cuando termina todo, ambos se arriman a la red y se reparten cariños.

Yo sospecho que si Alcaraz te da un tabanazo, te manda al otro lado de la acequia, sin necesidad de usar la raqueta. Pues, mire usted, no se le ocurre. El ruso, en cambio, bajito y todo, te mete un misil por el culo, incluso sin venir a cuento. Eso te demuestra que nuestro singular paisano, además de excelente tenista, es un tío legal. Hay quienes desde otras instancias opinan que los de aquí de Murcia somos medio tontos. Será porque nos ven en el Bando y en el Entierro, siempre dando en lugar de recibiendo algo desde la Administración del Estado.