MIÉRCOLES SANTO. El Prendimiento brilla tanto como la procesión del Prendido. Por la tarde, los zagales hacemos acopio de pipas y algún caramelo de La ... Elisa, para entretener la representación bíblica. Y nos vamos al lugar de los hechos, en la Plaza Arriba. Ante la fachada del Concejo montan el escenario con gruesos tablones de albañilería. En los ángulos, ramas de palmera aportan algo de amenidad.
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La pieza cuenta cómo el Sanedrín hizo que prendieran a Jesús. Interpretan la obra zagalones del pueblo. Lo más esperado es la escena en que Lucifer tienta a Jesús, a cargo del mismo Juan José que, el domingo, lo interpretó a lomos de la burrica. El Demonio es una exageración andante. Este papel, el más popular, corre a cargo de un agricultor, Antón Risicas, que no asusta a los niños aunque hace todo lo posible.
Cuando le toca, el tentador (todo de negro y la cara pintada de lo mismo, tocado con un gorro estrambótico) trata de camelarse al mismo Dios. Y larga hasta enronquecer «¡Mundo, atención! Ronca estalla / del Príncipe del Averno / la voz que al orbe avasalla. / Hoy se libra una batalla / entre el cielo y el infierno. / Tu redención se pregona / por todo un Dios humanado, / mas, ¿quién el éxito abona? / Mi sien ciñe la corona / del Arcángel revelado». El Señor aguanta pacientemente el parlamento diábolico. Y en un momento dado, tres zagalicas vestidas de comunión, haciendo de ángeles, consuelan al reo con un cántico que reza: «Alienta y respira, mitiga el pesar, / que en breve del Cielo / auxilio tendrás».
Una vez prendido y condenado, vienen los Armaos y se los llevan a todos calle abajo. Para reponer fuerzas, los soldados los dejan en el bar La Mercantil (enfrente de Radio Jumilla Emisora Parroquial) y allí se las toman. Por la noche, Jesús y alguno más saldrán en la procesión. La imaginería de este cortejo es la propia del apresamiento y condena del Señor, según puede verse en el libro de la Semana Santa de ese año. Estoy hablando de una revista ciertamente lujosa y muy bien recibida. Fue la primera publicación periódica que tuvo Jumilla, a finales del siglo XIX.
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