¡Danzad, danzad, malditos!

RTVE (o sea las instancias) trae un programa nuevo titulado 'The Dancer'. Bien sabemos que en la Uno y en la Dos, pero principalmente en la Uno, se pasan el día jugando a las comiditas. Por eso ahora pretenden que rebajemos la digestión bailando. Pero no solo bailarán los profesionales desde el estudio. Piden que bailemos también los espectadores desde nuestra casa.

–Un intento de jodernos como otro cualquiera.

Hombre, tampoco es eso. (Este concreto lector parece que fuera de la oposición). Es verdad que, desde las instancias, no aclaran si la finalidad de ese espacio es mortificarnos o que lo pasemos bien. Tal como está el panorama, bailar puede ser bueno para la salud, pues levanta el ánimo. La dificultad estriba en que, fatigados como estamos con la pandemia, lo más probable será que a nadie le apetezca levantarse de la poltrona.

Veamos lo del virus. Si, aunque desde arriba nos tengan por borregos, no alcanzamos pronto la 'inmunidad de rebaño', lo vamos a pasar muy mal. El bicho no se irá nunca. Morirán primero los viejos, como suele suceder. Y, en seguida, todos los demás habitantes de la Tierra, según vayan envejeciendo. Como nadie estará para bailes (ni siquiera en la cama), llegará un día en que ya no nacerá ningún zagal. Entonces, fallecido el grupo de los rezagados, no quedará ningún humano vivo. ¿Quién se hará cargo del planeta? Los que vengan detrás de nosotros en saber y gobierno.

–¿Los monos?

¿Quiénes, si no? Los monos tienen un temperamento diferente al nuestro. Seguro que bailarán. ¿Es eso lo que busca RTVE? Pues, nada, que siga incitando al baile, incluso con el látigo. Pero no se engañen. Solo bailarán los monos. Porque, como hemos dicho, ya no habrá personas.

–¿Ni siquiera en Moncloa?

Moncloa se llenará de monos hasta el tejado.