Conforme pasan los días (hasta diría que las horas, por lo deprisa que corre la Muerte) tienes la sensación de que te estás quedando solo ... en el mundo. Me refiero a esa tristeza que embarga conforme se van muriendo tus amigos. La natalidad sigue su curso, de manera que nunca falta gente a tu alrededor. Pero aquellos más próximos a tu particular circunstancia, los más o menos íntimos y más o menos allegados, cuando abandonan esta vida, hacen que la tuya se resienta. En llegando a cierta edad, como es mi caso, en esas estamos. De presencias a dolorosas ausencias.
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Curro Ruano era una referencia (a su aire y tan particular) del ser y sentir murcianos. Ahora que se ha ido, quienes lo conocimos y tratamos echaremos de menos una presencia contundente en el paisaje que configura nuestro entorno. Digo contundente porque, cuando estaba Curro, se notaba que Curro estaba. Tenía fuerte el carácter. Y no podía evitar decir en cada momento lo que entendía que era necesario decir. Pero, cuando tocaba convencerlo de algo, te escuchaba con paciencia, doblando un tanto la cabeza a un lado, como si asimilara así mejor tus palabras, en un ademán muy suyo. Y todo lo que tuviera que ver con su tierra y sus gentes (el Entierro de la Sardina, el Real Murcia, la Sanidad) le interesaba hondamente.
Estoy seguro de que Curro hacía suya aquella parte de la epístola satírica de Quevedo, que reza: «¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?». Desde luego que, si un día le pillaba con su amigo Raimundo el del Rincón, en un restaurante de Miami (y lo cierto es que le pilló), y algo funcionaba mal, él se encargaba inmediatamente de dejar las cosas en su sitio. Lo que pasó allí fue que a Encarna, la mujer de Raimundo, no le apetecía cenar. Pero se permitió picar algo del plato de Currro. Ignoraba el engreído camarero en qué charco se metía, cuando se atrevió a reñirle a la señora.
Así era Curro. Incluso estando en las Américas, ni Colón con toda su autoridad saldría bien parado, actuando como lo hizo aquel entrometido garçon.
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