Allá por el año de 1588, España estaba en todo lo suyo. El pirata Drake nos andaba jodiendo por esos mares de Dios, pues abordaba ... las naves españolas que traían oro y plata de las Américas. A Felipe II (el del gorro en forma de maceta invertida) se le acabó la paciencia. Decidió destronar a Isabel I, que nos tenía en menos, y componer una Armada de toma pan y moja apodada la Invencible, para invadir después Inglaterra.
Publicidad
Las proporciones y el número de esos navíos eran tales, que se gastó casi toda la madera de los bosques peninsulares. Eso hizo que los monos, que de siempre viajaban desde los Pirineos hasta Cai...
–¿Dónde queda Cai?
Cai es Cádiz en andaluz. Los monos (y las monas, claro) hacían ese trayecto sin tocar suelo, saltando de rama en rama. Desde entonces tuvieron que viajar en el famoso rápido de Irún, después en los Altaria y finalmente en el AVE. Por eso los monos no pueden ver a Felipe II ni en pintura.
Si bien nuestra Armada era lo nunca visto, por imponente, los ingleses nos dieron la gran paliza. En España (para evitar, por humillados, un suicidio colectivo) se dijo que la culpa había sido de «los elementos». Digo los climáticos: unos tormentuchos terribles, que no dejaron palo con vela, ni pica ninguna en Flandes. De ahí que cuando, en 1950, la Selección Española venció a Inglaterra por 1-0, con gol de Zarra, se armó aquí la marimorena, pues la victoria se consideró un castigo (a la pérfida Albión, decían los cronicones), por lo de 1588.
Publicidad
Oído lo que contaba más arriba entiendo que, ahora mismo, de cara a la Eurocopa famosa, los nervios de los españoles estén más que de punta. Sospechamos que 'los elementos' (en este caso el coronavirus) pudieran dejar el equipo hecho unos zorros. De momento al capitán, Busquets, ya le ha picado. Y el resto de la muchachada anda en escrupulosa observación y entrenando menos de lo debido, con tal de no contagiarse. Pero, claro, tenemos el tren pitando y los pavos en la vía, ya que este lunes que viene nos toca lidiar con Suecia.
–Vacunémoslos, pues.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión