No salgo mucho a la calle, viejo y pellejo como está uno ya. Pero si lo hago echo de menos que alguien diga creyéndose lo ... que dice: 'Cuando acabe la pandemia...'. O que se refieran con cierto entusiasmo a lo que emprenderán cuando termine este periodo negro. Como si desconfiaran del futuro. Y, sin embargo, entre las personas que han soportado serios reveses en su negocio, pero sin llegar a perderlo, observo actitudes de naturaleza animosa. Como quienes empalman con soltura un cable que se había partido. Se les ve con ganas de saltar la acequia, sea cual sea la circunstancia.
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Cada cual reacciona a su manera ante una desescalada que, con la vacuna puesta, parece segura y definitiva. Algunos se empeñan, aunque no aporten argumentos, en que esta situación de ahora será el drama de nunca acabar. Pero eso no es nada comparado con la opinión negacionista de quienes andan convencidos de que jamás hubo pandemia alguna. Y que todo fue un montaje a cargo de no se sabe quién.
Más alentador resulta ver cómo la gente vacunada se manifiesta distendida. Quienes regentan bares, hoteles y similares (a los que ya se arriman sus clientes de siempre) exhiben una actitud, estoy por decir que humildemente heroica. Aluden poco o nada a lo sucedido. Si tú sacas la conversación, en seguida ellos cambian de tercio. Y dicen: 'Hoy tengo un atún de ijá muy bueno'. Actúan como si jamás hubiera estado el negocio cerrado. Y sin lamentarse. Se cumple así con ellos el 'Decíamos ayer...' de fray Luis de León. Procuran que todo sea mejor, sin expresar lamentos sobre la experiencia vivida y centrando sus energías en la normalidad (todavía relativa) en la que vivimos ahora mismo.
Se les nota que no desean que su ejecutoria sea en nada diferente a lo anterior. La mesas separadas, eso sí. La distancia exigida entre comensales, también. Fuera de eso, aquí no ha pasado nada. Es de agradecer ese talante del hostelero. Porque, aunque no te des cuenta, tú mismo acudes al bar, al restaurante o al hotel con la misma disposición de hace año y medio. Sin tolerarle a la Covid-19 la misma relevancia que ha disfrutado hasta ahora.
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