La pandemia es una barbaridad. Pero estaremos de acuerdo en que 2.500 millones de 'Tyrannosaurus rex' la superan con creces. Se da la circunstancia ... de que ambos sucedidos tuvieron lugar en este mismo planeta en el que ahora nos movemos.
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–Y nosotros, ¿cuántos somos?
Nosotros somos, a fecha de hoy, 6.000 millones de personas. Y después del virus quedarán, pues qué sabe nadie. Suficientes quizás, pero en un mundo tocado del ala. Depende de a quién preguntes. Si el lector me interroga a mí, le responderé: 'Sin comentarios'.
¡Hombre, claro! Cómo me voy a comprometer yo (si todavía me tienen que poner la tercera dosis) a decir cómo va a cambiar todo, superada mejor o peor la pandemia y con un clima completamente escacharrado. ¿Regresaremos al Cretácico? La respuesta tendrá que darla Moncloa. Entre otros.
Por lo que se ve y se adivina, adivinar el futuro es un tormento para la imaginación. Ignoramos las consecuencias finales de la pandemia y del cambio climático. Ahora, tras la retirada forzosa de Trump, el sucesor Biden parece dispuesto a tomarse estos temas en serio. Pero, mientras no se vean resultados convincentes, lo que haya de venir después pende de un hilo. Supongamos que esto de la 'nueva normalidad' no se alcanza y sigue mandando el botellón. Y que el CO2 continúa a su aire, haciendo que la Tierra se caliente como castaña puesta en brasero. ¿Qué pasará entonces?
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Pues que, a lo peor, se produce un regreso masivo de dinosaurios en general y tyrannosaurus en particular. No sería la primera vez. En el ya mencionado Cretácico (sin humanos de por medio molestando), el orbe se pobló con 2.500 millones de tyrannosaurus rex. Y todos sin excepción se esfumaron. Quizás por torpones, de tan grandes como eran. Pero, esta vez, dispondrán de todos los adelantos que la Humanidad deja a su disposición. Hablo de los móviles, los ordenadores y toda la inteligencia artificial acumulada. Si esos animalejos se espabilan y manejan todos esos inventos, podrían subsistir miles de años. No como la otra vez, que se los liquidó la cosa climática.
Entonces, ¿volverían los hombres (y las mujeres, ¡je!), del balcón de la Tierra sus nidos a colgar? No creo.
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