¿Por qué provoca rechazo en sectores de la sociedad española el hecho de desenterrar los restos mortales de personas, que están en las cunetas, ... y enterrarlos dignamente en cementerios para que sus familias puedan visitarlos, ponerle algunas flores o, incluso, rezar? ¿Por qué se condena la guerra en Ucrania y se justifica, desde Occidente, la guerra en Siria o en Palestina?
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En cuanto a las miles de personas asesinadas por la dictadura franquista y enterradas en fosas comunes anónimas, después de terminar la guerra civil española, se apela a un argumento llamativo: ha pasado mucho tiempo y eso sería reabrir heridas. Según este argumento, dentro de cincuenta años no se podrían condenar los asesinatos de ETA ni reparar daños a posteriori porque habría pasado mucho tiempo y sería reabrir heridas. En referencia a la guerra de Ucrania, se apela a que es una invasión de Rusia, que causa miles de muertes, destrucción y un inmenso sufrimiento humano. ¿Por qué no se tiene la misma postura y actitud cuando lo ha hecho Estados Unidos o un país aliado de Estados Unidos? En el fondo está la pregunta: ¿por qué condenamos unas guerras y asesinatos y justificamos otras guerras y asesinatos?
Hay un viñeta –recojo más o menos su contenido–, donde aparece un político en un mitin haciendo referencia a otro político, que considera que era un corrupto y tiene que dimitir y asumir las consecuencias penales, pero en ese momento se acerca alguien de su equipo y le advierte de que la persona a la cual está haciendo referencia es de su propio partido; ante esto, guarda unos breves segundos de silencio y dice: «Como iba diciendo, esa persona es honesta, trabajadora y además hay que preservar la presunción de inocencia». Esto se puede aplicar a la pregunta de por qué se condenan unas violencias y se justifican otras. Si es de los míos, de los nuestros, se justifica la violencia contra los otros, porque, además, los otros son nuestros enemigos, los odiamos, los rechazamos y merecen desde el sometimiento hasta la aniquilación.
¡Qué difícil es luchar por la paz! ¡Qué difícil es construir la fraternidad universal!
Cuando se dice que no se quiere desenterrar los restos mortales de personas asesinadas por el régimen franquista porque hay que olvidar, lo que no se atreven a decir es que los ejecutaron por ser rojos y se merecían esa muerte, y los que apretaron los gatillos hicieron bien. Los míos pueden matar y no son asesinatos, son actos de justicia y se lo merecían. Lo mismo pasaba cuando ETA cometía algún atentado contra fuerzas policiales o militares, o políticas, en su mayoría del Partido Popular y del PSOE, o cualquier ciudadano: había sectores que justificaban estos asesinatos. Los míos pueden matar y no son asesinatos, son actos de justicia y era lo que se merecían. Este terrible y cruel planteamiento es el que funciona. ¿Por qué no condenamos todo tipo de crímenes y los deslegitimamos, los cometa quien lo cometa?
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Nuestro entorno occidental justifica las guerras de Estados Unidos, y no solo se justifican sino que participamos, como ocurrió en la guerra de Iraq. En el entorno bajo influencia rusa se justifican las guerras que provoca el Gobierno ruso y además participan en ellas. Lo mismo podemos decir de China, aunque tiene otra estrategia. Occidente justifica sus guerras y sus muertes; Rusia y sus aliados justifican sus guerras y sus muertes.
¡Qué difícil es luchar por la paz! ¡Qué difícil es construir la fraternidad universal! Hay que desarmar el corazón y el pensamiento; hay que tener unos valores de concordia, de diálogo, de no hacer daño a nadie. ¿Qué pasaría si nadie iniciara una guerra? ¿Qué pasaría si desobedeciéramos a los oligarcas y a las élites económicas, sociales y políticas que fabrican conflictos por intereses económicos y geoestratégicos?
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Siempre buscamos una causa o una justificación para legitimar nuestras violencias y la de los nuestros, hasta utilizamos las religiones para ello, utilizamos el nombre de Dios para causar un inmenso sufrimiento, para arrebatar vidas.
Necesitamos corazones llenos de amor y de amistad, esa amistad que hizo que en la guerra civil española, personas de derechas protegieran a personas de izquierdas porque eran amigas, y personas de izquierdas protegieran a personas de derechas porque eran sus amigos. No les importaban la ideología porque les unía la amistad; una amistad que algunos pagaron muy caro. Este es el camino.
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Sin amor, sin amistad, sin paz ni fraternidad universal no hay futuro para nuestra humanidad. La violencia, venga de un credo político u otro, de un credo religioso u otro, tiene que ser rechazada y transformada en ternura, en la revolución de la ternura y la bondad universal.
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