Lo necesario

Así me parece ·

La crispación de los políticos termina radicalizando a la sociedad. Y las gentes de izquierdas y de derechas han de seguir conviviendo en España

La contingencia política actual de España oscila entre las posibilidades de Feijóo de alcanzar la investidura y las dificultades de Pedro Sánchez para pactar con ... la misma finalidad. Sin duda, la disyuntiva es importante. No sería lo mismo si la presidencia del Gobierno la ostentase uno u otro. Y, sin embargo, y pese a su trascendencia a corto plazo, en mi opinión no es esta la cuestión política más importante que los españoles tenemos que resolver. Nuestro problema de fondo no es decidir si gobierna el PP o el PSOE. En mi opinión, lo que España necesita es un cambio sustancial en la forma de entender y practicar la política. Un giro de 180º que, en síntesis, consistiría en superar los enfrentamientos y alcanzar los entendimientos. Menos insultos, menos descalificaciones, menos crispación, menos intentos de aniquilación del adversario; y más diálogo, más respeto, más acuerdos básicos, más pactos de Estado entre el PP y el PSOE.

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Para conseguir este radical cambio de actitud, es preciso que la sociedad española invite a los dirigentes de los dos grandes partidos a que reflexionen sobre algunas cuestiones básicas, que pueden parecer evidentes, pero que, a veces, se olvidan por completo de ellas:

1. Las encuestas, y los resultados electorales, demuestran que la mitad de los españoles son de derechas, y la otra mitad, de izquierdas. Dos partidos vertebran respectivamente cada uno de estos sectores del electorado: el PP y el PSOE. Estos dos partidos constituyen las piezas esenciales para la convivencia en paz y en libertad. No se puede continuar con la estrategia permanente de enfrentamiento radical hasta la aniquilación del adversario político, porque todo insulto y descalificación no es solo un ataque a los dirigentes, sino también a todo el sector social que se identifica con esa formación política. La crispación de los políticos termina radicalizando a la sociedad. Y las gentes de izquierdas y de derechas tienen que seguir conviviendo en España. ¿O es que queremos volver a matarnos unos a otros? El respeto a las personas ha de comenzar por el respeto a sus ideas, aunque nos parezcan equivocadas. La moderación y el respeto son básicos para mantener la paz.

Hay que apelar al sentido de la responsabilidad histórica de nuestros políticos. Hay que pedirles que ejerzan cierta pedagogía: que desde la derecha se agradezca al PSOE por moderar a la izquierda; y que desde la izquierda se agradezca al PP por moderar a la derecha.

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2. Hay problemas graves en España que solo se pueden solucionar mediante acuerdos entre el PP y el PSOE. El más grave es el de la organización territorial del Estado. Uno de los principios básicos de la Constitución es la unidad y la integridad territorial de España. Si algunos intentasen vulnerar estos principios, entonces estarían atentando a la totalidad del marco de convivencia que significa nuestra Constitución. Y no olvidemos que la Constitución atribuye a las Fuerzas Armadas la defensa de la integridad territorial de España.

Pero el Título VIII de la Constitución es malo de solemnidad. Dejó demasiadas cuestiones abiertas. Y, durante décadas, los separatistas vascos y catalanes han considerado que el régimen autonómico no era una meta final, sino solo una etapa para conseguir la independencia. Y, para ello, han chantajeado continuamente a los Gobiernos de España.

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La culminación de la descentralización territorial no puede lograrse dependiendo de los chantajes separatistas. El PP y el PSOE tienen que llegar a un acuerdo para la reforma del Título VIII de la Constitución. Hay que fijar definitivamente las competencias intransferibles e indelegables del Estado; y las de las comunidades autónomas. Establecer claramente un sistema de financiación igual para todos, sin privilegios ni foralidades trasnochadas. Y, para salvaguardar el principio de igualdad de todos los españoles, el Estado tendrá que recuperar las competencias de Sanidad, Justicia, Educación y Cultura.

Este acuerdo debe completarse con una reforma del sistema electoral, en el que no se prime a los pequeños partidos, que no tengan ámbito estatal.

3. En segundo lugar, en España tenemos un grave problema de solidaridad social, que también requiere acuerdos entre los dos grandes partidos. La reforma a fondo del sistema tributario es imprescindible para atenuar la brecha de la desigualdad social. Y sobre la Educación, debería articularse un pacto de Estado que proporcionase estabilidad y seguridad a nuestro sistema educativo.

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4. Y, en fin, hay materias que siempre se habían considerado cuestiones de Estado, excluidas del enfrentamiento partidista. Una de ellas, la política exterior. En Bruselas, o en Washington, todos deberían decir lo mismo, y no aprovechar cualquier viaje al extranjero para desprestigiar al Gobierno de España, que es el de todos los españoles. Y lo mismo debería ocurrir en cuestiones como la inmigración, o la lucha contra el terrorismo, o los esfuerzos para alcanzar la igualdad de todos los seres humanos.

Solo si los dirigentes del PP y del PSOE efectuasen reflexiones de este tipo, podrían alcanzarse los necesarios pactos de Estado. Y solo entonces los españoles podríamos mirar al futuro con optimismo.

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