Lo ocurrido esta semana en la Asamblea Regional permite sospechar que algunos en Madrid han decidido llevar a cabo en la Región un experimento político. ... No sería la primera vez. Ya ocurrió en 2021. Los dirigentes nacionales de Ciudadanos autorizaron dos mociones de censura, una al presidente de la Comunidad Autónoma y otra al alcalde de Murcia. Por su parte, Génova 13 decidió ensayar una práctica de resistencia: compró las voluntades de un número suficiente de diputados y logró abortar la moción regional. En el Ayuntamiento de Murcia no pudo impedirla y hubo cambio de alcalde. El experimento político tuvo trascendencia nacional: significó el canto del cisne de Ciudadanos; y, más tarde, la definitiva constatación de que los 'tamayazos' ya no tienen coste electoral para el que los promueve.
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Ahora, los objetivos son distintos. En el nuevo experimento, el PP pretende demostrar que, aun no teniendo mayoría absoluta, puede gobernar perfectamente sin el apoyo de Vox. Y así se permite el lujo de ningunear a Vox, de hacer como que ignora que los nueve escaños del partido de Abascal los va a necesitar continuamente en esta legislatura, para aprobar los presupuestos o para sacar adelante cualquier proyecto de ley. Porque, sin el apoyo de Vox, ¿qué es lo que espera el PP? ¿Que va a tener el apoyo de los dos diputados de Podemos o el de los 13 del PSOE? Los del PP no son unos ingenuos. No se hacen ilusiones sobre lo que puede ocurrir a medio plazo. Pero lo que les importa con este experimento en Murcia son los efectos a corto plazo. Se trata de decirle a España que el PP no pacta con Vox. Y poner el ejemplo de Murcia. Y así llegar a las urnas de las generales del 23 de julio, demostrando que para gobernar no hace falta la mayoría absoluta, que basta con la 'suficiente'. Nueva regla política que en el futuro habrá de ser estudiada en las universidades.
Por su parte, a Vox de la Región de Murcia el experimento político urdido por el PP le viene impuesto. Tiene 9 escaños. El PP, 21. López Miras necesita 23 para la investidura. Le faltan 2. Pero no le pide ayuda a Vox. Lo ignora, no negocia la composición de la Mesa de la Asamblea. El PP pasa de Vox, como si no existiese. Pero existe. Antelo y su gente pueden hacer dos cosas: o tragársela, agachando la cabeza, y propiciando, con su voto o con su abstención, la investidura de López Miras; o bien, sentirse heridos en su dignidad y reaccionar en contra de la humillación; con lo cual, López Miras no saldría elegido presidente, y, conforme al Estatuto de Autonomía, habría que repetir las elecciones regionales.
El PP comete el error de pensar que los diputados de Vox son como aquellos tres tránsfugas de la anterior legislatura
La peculiar excepcionalidad de este experimento es notoria. En la Comunidad de Madrid, con mayoría absoluta, el PP ha permitido que un diputado de Vox ocupe un puesto en la Mesa de la Asamblea. Y en la Comunidad Valenciana el PP, que no obtuvo mayoría absoluta, ha pactado abiertamente con Vox. Feijóo ha justificado este pacto aduciendo la necesidad de proporcionar estabilidad al Gobierno regional de Valencia. Siendo en Murcia las circunstancias similares, ¿qué pasa?, ¿por qué no se quiere pactar con Vox?, ¿acaso no importa la estabilidad del Gobierno de Murcia?, ¿acaso se han creído su propia patraña de que la mayoría 'suficiente' basta para proporcionar estabilidad? ¿O únicamente se está haciendo un experimento político a costa de los murcianos?
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En el diseño de este experimento, el PP comete varios errores. Ante todo, cuando no se tiene mayoría absoluta hay que ser humilde. Y no herir la dignidad del grupo político cuyos votos se van a necesitar para conseguir esa estabilidad tan ansiada. No se debe morder la mano de quien te va a dar de comer.
Pero, además de este error general de planteamiento, el PP de Murcia, con su actitud no dialogante, comete dos errores más: el primero, pensar que los diputados recién elegidos de Vox son como aquellos tres tránsfugas de la anterior legislatura. En aquel momento, el partido Vox estaba empezando, y no tenía los criterios de selección tan aquilatados como ahora. Los nueve diputados actuales son tan fieles al partido como lo fue en su momento Pascual, el único diputado de Vox de la anterior legislatura que se mantuvo firme en su lealtad. Y el segundo error es pensar que Antelo y su grupo se van a arrugar, y que terminarán cediendo, sin pedir nada a cambio, con el simple argumento de no favorecer a la izquierda. El PP no conoce a Antelo ni a su equipo. Y me temo que tampoco a Santi Abascal. Si se les humilla, como se ha hecho ahora, tendremos unas segundas elecciones autonómicas.
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Se atribuye a Eugenio D'Ors aquello de que «los experimentos, con gaseosa, y no con champán». El experimento político en Murcia se está haciendo con champán. Y con champán caro, que, además, estamos pagando todos los murcianos.
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