Cuarenta años de dedicación a la Atención Primaria de Salud (APS) me hacen ver que, aunque llegamos a la edad adulta, nos quedan muchos retos ... que conseguir.
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En el año 85, el Dr. Morales Meseguer era el consejero de Sanidad y Carlos Alberola, director provincial del extinto Insalud. Ellos fueron los primeros responsables, con más o menos dificultades, de poner en marcha 15 centros de salud en la Región, con sus respectivos equipos de APS. Todo por hacer: redes asistenciales solapadas, direcciones desorientadas y un proyecto nuevo a desarrollar en la cabeza de muy pocos. Tensión, indignación, mucho trabajo, generaciones de profesionales sanitarios dándolo todo, centros de salud a medio hacer y otros por construir. Congresos de AP, discusiones... y comenzó a verse la luz del proyecto, que quedó esclarecido allá por los años 90. Hubo motivación institucional y un apoyo profesional evidente con zonificaciones, aumento de salarios, organización de los equipos de AP y muchos elementos que, paso a paso, fueron el embrión de la AP actual.
La formación de los profesionales fue un elemento decisivo para la consecución de estas metas, apareciendo la especialidad médica de Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC), con formación intra y extrahospitalaria que comenzó en el año 79 con el apoyo del extinto gobierno de la UCD.
La incertidumbre fue cediendo, los objetivos centrándose y las metas se fueron consiguiendo paso a paso y no sin frustraciones. En el año 2002 se produjeron las transferencias de sanidad, siendo el consejero de la época Francisco Marqués. Se hicieron tarde y mal, y todavía seguimos pagando el tributo de aquella muy mala negociación.
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En la actualidad, el SMS es víctima de tan nefasta gestión, y, al parecer, acumula una deuda de un montón de millones de euros. Como elementos significativos, aclarar que inicialmente la gestión se realizó desde direcciones del Insalud, con posterior aparición de las gerencias de AP, para, en el año 2010, ser unificadas, en mi opinión, de una forma poco consensuada y negativa para la AP. Como era de prever, la gerencia del hospital ha ido deglutiendo a toda la AP, quedando algún estertor con visos de muerte inminente, y todos formando parte del 'burnout' generalizado del sistema.
Llevamos tiempo solicitando al actual consejero y al SMS la necesidad perentoria de volver a una gerencia de AP fuerte y potente, que desarrolle aspectos fundamentales como es la promoción y prevención de la salud, y que trasforme radicalmente las relaciones con el mundo hospitalario, que en algunos casos me atrevo a calificar de humillantes, para pasar a un plano de igualdad. También la exigencia en el cumplimiento del Plan de Mejora en AP firmado por el presidente de la Comunidad y el consejero de Sanidad.
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Programas de salud para atender las patologías más prevalentes, el desarrollo del programa de la mujer, programas de salud pediátricos, desarrollo de una enfermería potente y unas áreas administrativas de gran valor y poco reconocidas, entre otras, ese es el aval que podemos presentar.
El público en general ha asimilado perfectamente el cambio de modelo y, aunque nos siguen llamando 'médicos de cabecera' y no 'médicos de familia', entendemos que es un orgullo mantener la historia de aquella generación tan importante de la medicina española, sin renunciar a lo que somos, unos especialistas más en el mundo sanitario español. La fuerza de la AP se encuentra en el reconocimiento del público en general, que ha hecho suyas actividades profesionales y sus edificios, que han cambiado el paisaje de multitud de pueblos y ciudades.
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Aquella vieja frase de la gestión que nos hablaba de estructura, proceso y resultado resulta que se ha conseguido, básicamente en lo referido a estructuras (edificios de centros de salud, informática...). Los múltiples procesos que se desarrollan en los centros de salud promocional, preventivo, diagnóstico, terapéutico, investigador y de gestión, obtienen unos buenos resultados, pero claramente perfectibles, en resumen, una buena labor profesional con mucho recorrido por delante. Por último, los resultados en salud son difícilmente evaluables, aunque la impresión que tenemos es que se ha mejorado significativamente en el proceso diagnóstico y de salud. Falta investigar más y mejor, y tener docencia en la asignatura de Medicina de Familia en la universidad. Esto nos permitiría una mejora sustancial en el proceso docencia-investigación.
Finalmente, hay que hacer una referencia a lo inédito que ha sido darnos cuenta del déficit estructural de médicos, lo que provoca una desviación absoluta de los objetivos del sistema y el lógico cabreo, y con razón, de la ciudadanía.
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En resumen, gran camino recorrido con tareas pendientes a desarrollar, que solo con formación, educación, gestión y voluntad se podrán llevar a cabo, siendo la población el motor del cambio necesario.
Solo quiero decir que han sido, en el terreno personal, 40 años dedicados en cuerpo y alma a la Atención Primaria. Me siento orgulloso del camino recorrido después de haber formado 30 promociones de médicos de familia y profundamente satisfecho de mi relación con mis pacientes de Espinardo. En mi modesta carrera, el broche final lo puso pertenecer a la Real Academia de Medicina, a la Academia Nacional de Medicina de Familia, y ser profesor universitario de la asignatura de Medicina de Familia. Seguro que el futuro será aún mejor. Ánimo, compañeros.
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