La covid-19 ha precipitado una transformación en los sistemas humanos, especialmente en la salud. La crisis sanitaria actualmente es la expresión de un modelo ... agotado, cuyas herramientas ya no sirven para solucionar los desafíos a los que ahora nos enfrentamos como sociedad. La Ley General de Sanidad de 1986, impulsada por Ernest Lluch, significó un hito en España, acercando la atención sanitaria a los ciudadanos y consolidando un sistema descentralizado basado en la prestación de servicios de salud para asegurar el derecho a la salud de nuestra Constitución.
Publicidad
Podríamos resumir que ha sido bueno mientras duró. Ha supuesto durante años la mejora de indicadores clave de salud como el descenso de la mortalidad infantil en España entre otros. Los políticos de todos los partidos y gerentes sanitarios siguen aferrándose al desarrollo de esta ley para resolver los nuevos paradigmas y desafíos a los que nos enfrentamos como sociedad sin conseguir mejoras de los resultados, ni en la satisfacción de usuarios ni profesionales.
En verdad, el mundo gira, pero no evoluciona. Lo que muchos políticos no se han dado cuenta todavía es que el mundo ha cambiado. La Ley General de Sanidad no se gestó pensando en los siguientes lances o desafíos: envejecimiento creciente de la población, cronicidad galopante, desconexión de la naturaleza de los ciudadanos, deterioro de la salud mental, megaciudades, agotamiento de los recursos naturales, costes insostenibles, pérdida de biodiversidad, contaminación, cambio climático, IA, redefinición del concepto de familia... Hoy vivimos hiperconectados pero es como si no viviésemos en este mundo. Para avanzar, debemos replantear la salud no solo como la ausencia de enfermedad, sino como bienestar biopsicosocial, pero en armonía con la naturaleza e incluyendo las habilidades para alcanzarlo. Esto hará que en el nuevo modelo de salud poscrisis lo importante ya no serán las listas de espera ni la prestación de servicios clásicos, sino la forma en la que cada uno de nosotros (como individuos, empresas o comunidades) contribuimos a la construcción de nuestra propia salud. Predicar con el ejemplo y motivar los cambios serán tareas principales de los profesionales.
El nuevo renacer sanitario se asentará en cuatro pilares para un sistema de salud planetario y consciente: ciencia, ética, naturaleza y espiritualidad. La ciencia y la ética han sido componentes cruciales en la salud, y yo siempre he pensado que mi aportación más importante iba hacia la consideración de la naturaleza. Somos naturaleza, son dos palabras, y en verdad nos vincula a lo más íntimo con nuestro pasado y nuestro futuro. No estamos solos, y reconocer el derecho a preservar la biodiversidad, y a un medio ambiente cuidado para el crecimiento saludable de la infancia en harmonía con la naturaleza dota de sentido las cosas que hacemos como profesionales de la salud planetaria. Proteger la salud y proteger el medio ambiente son conceptos indisolubles. En este diario he dedicado otras columnas explicando la importancia de la consideración de la naturaleza.
Publicidad
Pero ha sido recientemente, inspirado por la estancia en el Hospital pediátrico de Sant Joan de Déu de Barcelona y la convivencia con los hermanos de la Orden Hospitalaria, cuando he evidenciado la importancia de la espiritualidad en la salud. Quizás siempre lo haya hecho o intentado, pero en la búsqueda y exploración de cómo mejorar los modelos es ahora cuando de forma consciente incorporo la espiritualidad como un pilar esencial. La falta de conexión con la naturaleza y de espiritualidad en los sistemas de salud en parte explicaría la crisis actual en los indicadores del sistema sanitario. Durante la pandemia, muchas personas recurrieron a la espiritualidad como fuente de consuelo, esperanza y sentido en medio de la incertidumbre y el sufrimiento. La integración de espiritualidad y naturaleza en el sistema de salud enriquece la atención de las personas. Espacios verdes en centros médicos, programas de meditación y mindfulness, y la incorporación de arte y música inspirados en la naturaleza, son ejemplos de cómo podemos mejorar el bienestar emocional y físico. Ofrecer servicios de asesoramiento espiritual respetuosos con las creencias individuales y capacitar al personal sanitario para integrar estas dimensiones son pasos clave para un cuidado sensible y completo.
La investigación sobre la efectividad de estas prácticas será fundamental para guiar futuras políticas de salud. La capacitación del personal de salud en cómo integrar la espiritualidad y la conexión con la naturaleza en la atención médica es fundamental para manejar con sensibilidad estas dimensiones del cuidado. Esta aproximación holística no sólo rehumaniza la atención sanitaria, sino que contribuirá a enraizar y dotar de sentido todos nuestros progresos científicos mejorando los resultados en salud. La inteligencia artificial, encajando en este modelo, puede reforzar los sólidos pilares de ciencia y ética, mientras se alinea con los valores de la naturaleza y la espiritualidad. El liderazgo auténtico inspirará los cambios necesarios para impulsar una nueva ley general de sanidad, ahora ya de salud global o planetaria. Visión y valentía. Fusionemos ciencia, ética, naturaleza y espiritualidad para transformar nuestros centros en vanguardias de salud integral y resiliente.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión