Municipalizar la Atención Primaria y la salud pública

La política sanitaria gira y gira, pero no evoluciona. Seguimos en la primera etapa de transición del modelo de salud

Sábado, 22 de abril 2023, 10:04

Confío en que, en las próximas semanas de campaña electoral, los candidatos/as a las elecciones autonómicas y municipales den la debida prioridad a la ... protección de la salud y realicen propuestas claras y específicas que contribuyan a mejorar la atención en todos los niveles asistenciales, especialmente para la infancia y adolescencia.

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En el libro 'Llamando a la Tierra, Llamando a la Tierra' diseñé el modelo de salud que será imperante en 2050 y del que he ido dejando señales en las columnas de este diario. El concepto de salud cambia. Y nosotros con él. Llevamos 40-50 años desarrollando modelos de salud basados en la prestación de servicios sanitarios. Pero el concepto de salud necesita una visión más amplia, dinámica y participativa. Hasta ahora, los individuos y comunidades con frecuencia han contribuido como espectadores pasivos en las decisiones clave que atañen a su salud. Los políticos y gestores sanitarios siguen hablando de cubrir puestos, doblar consultas, listas de espera o ampliar horarios, de cubrir tardes en los centros de salud, reforzar urgencias, de humanización, digitalización, llenar de promesas de contratos, reuniones, cierran y abren servicios por las presiones comunitarias o municipales... Son como el sueño de la marmota. La política sanitaria gira y gira, pero no evoluciona. Seguimos en la primera etapa de transición del modelo de salud (resistencia al cambio). Lo viejo se resiste a morir.

El estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad, irá evolucionando en los próximos años hacia la 'habilidad' de alcanzar ese estado de bienestar global y en harmonía con la naturaleza. Esta transformación del concepto desliza el pivote del modelo sanitario, basado actualmente en la prestación de servicios sanitarios, hacia la mayor participación de los individuos y comunidades en la salud que decidan tener. Se transforma el concepto de salud, y se convierte en algo vivo y dinámico en el que lo importante no son los servicios de salud tradicionales y sus prestaciones, sino la participación activa, consciente y coherente de los individuos. En este nuevo concepto, la salud es rentable o coste-efectiva cuando los individuos participan y ocupan un papel protagonista. Esta definición dinámica implica que puede cambiar de una comunidad a otra, e incluso la libertad de elegir colectiva o individualmente el establecimiento de sus prioridades sanitarias. En este nuevo modelo, la salud en gran medida es ajena a los servicios tradicionales de salud, y se convierte en la 'esperanza' de conocer, adaptar, luchar y superar los desafíos cambiantes de las etapas vitales, con la finalidad de conseguir ciudadanos más productivos con un envejecimiento más saludable y en armonía con la naturaleza. No nos engañemos, este modelo de salud incluye acciones que necesitan una dosis extra de motivación tanto a nivel individual como comunitario. No va a ser tarea fácil. Supone establecer reequilibrios en las fuerzas de poder de las relaciones entre personas enfermas, servicios sanitarios, instituciones, farmaindustria, medio natural... Es probable que las intervenciones sanitarias en este nuevo modelo no aporten ganancias rápidas ni sencillas, incluso puede que sean impopulares durante la transición de modelo.

La transformación deslizaría el pivote del modelo sanitario hacia la mayor participación de los individuos y comunidades

La participación es la esencia del nuevo modelo de salud. La libertad de elección y los deseos de participación crecientes son indicadores de que algo se mueve. Los presupuestos participativos municipales también son ejemplos embrionarios. Una planificación estratégica de la Atención Primaria (AP) centrada en la fluidez de la información y la participación requiere acercar las decisiones al municipio. La salud de esta forma dependerá más de cada uno de nosotros y las prioridades las deciden los ciudadanos en un marco de cercanía. Municipalizar la AP y el grueso de la salud pública (también la salud mental) será la evolución natural que dará la sostenibilidad y resiliencia que permita ganar la confianza y recuperar una sana relación entre ciudadanos, profesionales y gestores de salud. Un cierto nivel de cultura de la democracia asamblearia y transparencia serán básicos para una sana participación de los ciudadanos. Frente a la regresión populista, este modelo potencia la descentralización, exige más democracia, más transparencia, más equidad y un nuevo modelo de bienestar.

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Los ciudadanos tienen que recibir apoyos para participar y tomar estas decisiones utilizando los activos comunitarios y los servicios clásicos de salud. Los municipios contribuyen a la descentralización, integración y vertebración de la asistencia sanitaria, salud pública, servicios sociales y salud mental en la práctica clínica en una AP global desde lo local. Comenzar la transferencia al municipio de la AP pediátrica ayudaría a convertir la crisis de falta de pediatras en una oportunidad y a beneficiar a los depositarios del futuro sistema de salud.

Este gran salto hacia delante de la AP requerirá la audacia e ilustración de prodigiosas mentes para alcanzar el consenso político y superar la oposición de los poderosos intereses creados, integrando la horizontalidad y verticalidad de la asistencia para generar la cooperación y confianza necesarias.

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