Seguimos en el jardín

La UE ha sido, es y será una garantía y un escudo protector para todos nosotros ante cualquier deriva democrática que intenten protagonizar los gobiernos populistas

Martes, 19 de noviembre 2024, 00:43

Soy de los convencidos de que unos de los aciertos más importantes de nuestra España democrática fue su incorporación a la Unión Europea. Desde nuestra ... incorporación a este 'club' en 1986, llamado entonces Comunidad Económica Europea (CEE), fuimos dejando aparte nuestro aislamiento internacional y nos fuimos consolidando como nación solidaria, participativa y plural, aunque el camino recorrido desde ese año de nuestro ingreso como miembro de la CEE hasta el año 2009, fecha en que se constituyó la Unión Europea tal y como hoy la conocemos tras la firma del Tratado de Lisboa, no fue fácil. Y no fue fácil porque la gran mayoría de nosotros veíamos a la UE como una supraestructura de intereses más económicos que una asociación de Estados democráticos unidos en defensa de los principios de justicia, libertad y solidaridad.

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Además, andábamos muy despistados con tanto organismo creado en su seno. Un Parlamento dotado de facultades para aprobar directivas que, sin saberlo, nos afectaban muy directamente. Con un Consejo Europeo formado por los jefes de Estado/Gobierno de los estados miembros que funcionan como una especie de consejo de ministros europeo, con una Comisión Europea, cuya presidencia es garantía del cumplimiento de las normas y leyes que rigen la UE, y así otras importantísimas instituciones y organismos que se asemejan en su funcionamiento a las que puedan existir en cualquier Estado democrático y de derecho.

Ante esta situación no fue raro que durante los años 90 surgieran los negacionistas, entonces llamados euroescépticos, incluso dentro del ámbito político de esa época, por lo que, instituciones y organismos europeos con capacidad para poder llegar a todos los rincones de nuestras regiones tuvieron que movilizarse para poder explicar las bondades de ser miembro de esa UE y así contrarrestar a los euroescépticos.

Han pasado los años suficientes para poder hacer un balance que nos permita decir realmente si nuestra incorporación a la UE ha supuesto mayores beneficios que perjuicios, si nuestro lugar es ser miembro de la UE o, como ahora pretenden unos grupos organizados en torno al populismo, plantearse una nueva asociación fuera del seno de la UE. Mi respuesta es categórica: somos un importante país consolidado dentro de la UE, y la UE ha sido, es y será una garantía y un escudo protector para todos nosotros ante cualquier deriva democrática que intenten protagonizar los gobiernos populistas de turno miembros o no de la UE. Pero esto no significa que nuestros gobernantes y legisladores europeos estén generando las más adecuadas y certeras directivas en beneficio de sus legislados, es más, desde hace unos años, estos legisladores y gobernantes ejercen sus funciones de espaldas a la mayoría de los ciudadanos europeos.

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El que fue el tercer presidente de los Estados Unidos, Thomas Jefferson, dijo: «La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo». Lamentablemente, no es lo que el pueblo percibe.

Si a esto le unimos que en lugar de crear una Europa competitiva y fuerte, los gobernantes y legisladores se empeñan, como dijo José Borrell hace unos pocos años a propósito de la invasión de Ucrania por la Rusia de Putin, en seguir en el jardín en lugar de ser conscientes de que estamos en una jungla donde China, Rusia y Estados Unidos prefieren vernos siempre ocupados en cultivar este jardín en lugar de salir a combatir en esa jungla, no tendremos futuro.

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No podemos esperar que Estados Unidos sea siempre la salvadora de Europa ante cualquier conflicto bélico. No podemos depender de la tecnología china ni de la coreana para poder progresar. No podemos esperar a que la criptomoneda y el dólar hundan el euro. No podemos esperar ni un día más en salir a la jungla y combatir.

Seguir cuidando el jardín es seguir gobernando en contra de los intereses de los ciudadanos comunitarios. La consecuencia es que cada día son más los ciudadanos que dudan de la capacidad, mérito y preparación de los legisladores y gobernantes europeos, y la consecuencia es que el ciudadano termina alejándose de esa Europa que nació como gran propuesta de futuro y a la que nos incorporamos con mucho esfuerzo e ilusión.

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Por todo lo que hemos visto y vivido desde la constitución de la UE y a pesar de sus defectos, que los tiene, doy gracias por ser ciudadano de la UE y tengo la esperanza de que más pronto que tarde, nos hagamos respetar por esos países que quieren devorarnos.

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