La urgente necesidad de una Estrategia Integral contra la Pobreza en la Región

Más allá de la privación material, la pobreza en la Región de Murcia, como en tantas otras partes del mundo, tiene también cierta connotación de abandono social, el sentimiento por quienes la padecen de que las administraciones públicas, y el conjunto de la sociedad, no se implican lo suficiente para afrontarla. Durante la jornada, quedó patente que las instituciones formuladoras de estas políticas deben intervenir con más contundencia presupuestaria. No fue una sorpresa para mí. Lo recoge a su vez la última memoria socioeconómica y laboral del CES, tras el repaso que efectúa del sistema de inserción y protección social, cuando, en sus consideraciones, afirma: «Los recursos económicos destinados por la CARM a los servicios sociales, en general, y a los programas de protección e inserción social, en particular, están lejos de los que serían necesarios para hacer frente a esta crítica situación...».

Pero, al mismo tiempo, se demanda una mayor cercanía con las personas afectadas, más interés en conocer sus limitaciones y las dificultades que, en muchos casos, impiden su integración en el circuito de la protección social. Esta sensación de abandono se expresó con fuerza: familias atrapadas en suburbios estigmatizados, sin acceso a transporte público adecuado, sin dinero para desplazarse a una consulta médica, y con la incertidumbre de si recibirán ayuda en una situación de emergencia. Profunda escasez de viviendas públicas, alquileres abusivos y un sistema burocrático complejo en la tramitación de las ayudas son ejemplos claros de cómo se perpetúa la exclusión.

Esta realidad invita a una profunda reflexión sobre el papel de las instituciones en la lucha contra la pobreza. No es solo cuestión de aumentar recursos, sino de garantizar un trato digno, inclusivo y justo para todas las personas. La jornada nos recordó que, más allá de las políticas públicas, es necesario construir un tejido institucional y social que proteja a los más vulnerables. La pobreza no se combate solo con dinero, sino con una atención respetuosa y sostenida que reconozca y garantice los derechos fundamentales de todas las personas.

Los datos presentados en la jornada, aunque no nuevos, no dejan de ser impactantes. La Región de Murcia sigue mostrando altos niveles de pobreza y exclusión social, especialmente en los colectivos más vulnerables: menores, inmigrantes y personas mayores. Esta situación demanda una respuesta integral que vaya más allá de medidas aisladas.

A lo largo de las ponencias y debates, se destacó la necesidad de una estrategia transversal, capaz de integrar políticas educativas, laborales, de vivienda y protección social. En palabras de los expertos, no se trata solo de aliviar los síntomas, sino de atacar las raíces de la exclusión, que en muchos casos pasan por la falta de oportunidades económicas, el acceso a una educación de calidad y la precariedad laboral.

Uno de los puntos más debatidos fue la importancia de una mayor coordinación entre las diversas entidades públicas y sociales. La administración autonómica juega un papel central, pero no puede actuar sola. Durante la mesa redonda, representantes de entidades sociales recalcaron la necesidad de establecer mecanismos más fluidos de colaboración y una gobernanza que incluya de manera activa a las organizaciones que trabajan directamente con las personas afectadas.

A este respecto, la intervención de EAPN Región de Murcia (Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social) fue especialmente significativa, subrayando que solo mediante una cooperación eficaz entre todos los actores sociales será posible diseñar políticas que realmente respondan a las necesidades de quienes viven en situaciones de pobreza. Se habló también de la necesidad de involucrar al sector privado y a las empresas en esta lucha, tanto desde una perspectiva de responsabilidad social como de creación de empleo digno.

A modo de conclusión, el consenso fue claro: la lucha contra la pobreza requiere medidas valientes y sostenibles en el tiempo. No basta con parches a corto plazo. Los programas de ayudas económicas, aunque imprescindibles, deben ir acompañados de un enfoque inclusivo que permita a las personas salir de la espiral de pobreza y exclusión.

Las conclusiones de la jornada resaltan la urgente necesidad de dotar a la Región de una estrategia de largo plazo, basada en derechos y que garantice que los recursos destinados a combatir la pobreza lleguen efectivamente a quienes más los necesitan. También se mencionó la importancia de incluir a las personas afectadas en la elaboración de políticas, asegurando que las soluciones no se construyan desde una perspectiva tecnocrática alejada de la realidad.

Es evidente que, si bien la Región de Murcia tiene importantes desafíos por delante, jornadas como la organizada por el CESRM y EAPN marcan un camino esperanzador. Queda en manos de todos, desde las instituciones públicas hasta los actores sociales y privados, transformar las reflexiones y conclusiones en acciones concretas.