¿Qué pasa con las citas para la solicitud de asilo?

Se podría empezar por dejar de usar el atril para lanzar discursos difamatorios y llenos de mentiras vinculando migración y delincuencia

Martes, 4 de junio 2024, 01:02

La obtención de citas en la oficina de extranjería se ha dificultado de forma preocupante, especialmente para solicitud y renovación de asilo. Desde hace más ... de dos años esta situación ha ido de mal en peor, hasta el punto de que, incluso, las ONG apenas consiguen acceder al sistema.

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En la Región de Murcia, además, hay menos citas disponibles que en otras comunidades autónomas, aunque la situación ha empeorado en todo el Estado. Desde algunas administraciones se alega que el asilo se había convertido en un «coladero» para quienes han etiquetado en llamar «migrantes económicos». Esta ha sido la excusa perfecta para ir acotando las posibilidades de disfrutar del estatus de refugiado y refugiada, ni siquiera para iniciar el proceso con las más altas probabilidades de que te nieguen tal condición.

A través del sistema de acogida de personas migrantes que llegan a nuestras costas de forma irregular huyendo de la violencia y la miseria, jugándose la vida porque no se habilitan rutas seguras, vienen hombres y mujeres en situación de vulnerabilidad extrema: huidos políticos o religiosos, mujeres víctimas de violencia de género, menores, torturados, personas pertenecientes al colectivo LGTB+ y una larga lista que se completa con países en conflicto bélico abierto. Todas estas personas son susceptibles de recibir el estatus de refugiado y refugiada, pero si el primer paso, que es el de solicitar asilo, ya es inalcanzable, su derecho fundamental se les es negado y quedan condenados a una irregularidad eterna abocada al sufrimiento, la explotación y la invisibilidad. Y esta situación lleva a que estas personas aumenten su desesperación y lo manifiesten, a veces con enfado, con las personas que les acompañan y que intentan una y otra vez conseguir una cita.

Hay países como Senegal, que está al borde del colapso ecológico y donde se les ha esquilmado y robado uno de su medio de vida como es la pesca, en beneficio exclusivo de las grandes empresas explotadoras occidentales, que corrompen a los gobiernos, y que, sin embargo, no es considerado como lugar de conflicto. Cuando hay una persona que te vende alguna pulsera o figura y le dices de qué país viene, te responden que de Senegal y te explican que grandes empresas de otros países les ha arruinado lo que un día fue su sustento de vida. Te dicen que si protestan son perseguidos, encarcelados y torturados por la policía. Este es uno de los casos que se tildan de migración económica y, por lo tanto, para Senegal no hay asilo. Discutible o no, no hay nada que hacer. Otro ejemplo es Malí. A nuestra región llegan malienses provenientes de zonas de conflicto para los que el acceso a una simple cita en extranjería es inalcanzable. Al sufrimiento le unimos un tratamiento administrativo que ahonda en su sufrimiento.

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Estamos retrocediendo de forma alarmante desde varios flancos en cuestión de migración y asilo. El nuevo pacto europeo, recientemente aprobado, es un retroceso hiriente en cuanto al acceso a los Derechos Humanos, tanto para las personas migrantes como para las personas refugiadas. En el Estado español, también recientemente, se ha dado marcha atrás al proceso de residencia laboral que permitía a muchas personas, que habían trabajado legalmente, regularizarse.

En nuestra comunidad autónoma se suma, además, que se está empezando a negar la asistencia sanitaria normalizada para las personas que están, al menos temporalmente, al amparo del programa de Ayuda Humanitaria gestionado por las grandes ONG. Bajo las directrices del Ministerio. Eso significa que solo tienen acceso a urgencias, es decir, cualquier tratamiento de continuidad se queda sin atender. Las personas migrantes, como son personas, aunque para algunos sectores no lo son, también enferman de cáncer, ceguera, roturas, hepatitis, epilepsia y un largo etcétera al que sumar graves afecciones psicológicas provocadas por la guerra, la violencia sufrida, la miseria y la falta de libertad. Algo tan sencillo como la extracción de una muela, no se hace en el servicio de urgencias, queda sin atender y se le deja a la buena voluntad de que alguien les ayude.

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La situación es dramática y el rumbo que tomen nuestros gobiernos es crucial. Los Estados y las comunidades autónomas pueden ejecutar políticas más humanas y actitudes que nos humanicen. El trato a las personas migrantes y refugiadas reflejan cómo realmente somos nosotros y nosotras. Si los tratamos con inhumanidad es porque nos hemos convertido en inhumanos.

La Región de Murcia tiene una oportunidad preciosa de escuchar a gran parte de la sociedad civil que clama por unas políticas más justas y que desea ser acogedora. Se podría empezar por dejar de usar el atril para lanzar discursos difamatorios y llenos de mentiras vinculando migración y delincuencia. Y se debería, también, empezar por poner a su disposición un número razonable de citas para la solicitud y renovación de asilo, porque las políticas bañadas en humanidad deben acallar y arrinconar las políticas inhumanas que añaden más dolor al dolor.

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