El envejecimiento que presionará a la economía

Menos manos, más costes y un nuevo reto para las empresas

Miércoles, 25 de junio 2025, 01:06

Europa está envejeciendo a un ritmo sin precedentes. Según Eurostat, más del 21 % de la población de la UE tiene ya más de 65 años, ... y se espera que supere el 30% hacia 2050. En España, con una fecundidad de apenas 1,2 hijos por mujer –una de las más bajas del mundo–, el proceso es aún más acelerado. En 2024, el 20,4% de los españoles eran mayores de 65 años; en 2040 lo serán el 27,4%, lo que equivale a más de 14 millones de personas. Nuestro país ha experimentado una reducción del 20% en la población joven (15-30 años) desde 2004, mientras que la población mayor de 65 años ha crecido más del 30%. En la Región de Murcia, aunque la población es más joven que la media nacional –con un 16,3% de mayores de 65 años–, la tendencia también es clara e irreversible: menos nacimientos, mayor esperanza de vida y una base de población activa cada vez más estrecha.

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Este cambio demográfico tiene consecuencias profundas en nuestra estructura económica. España ya gasta más del 13% del PIB en pensiones públicas y se estima que esta cifra alcanzará el 16,7% en las próximas décadas. A este aumento se suman los gastos sanitarios y sociales: la tasa de dependencia (mayores de 65 respecto a población activa) pasará del 34% actual al 78% en 2050, una de las más altas de la OCDE, y el gasto público en cuidados de larga duración pasará del 0,9% al 2,7% del PIB hacia 2050. En conjunto, el Estado español destinará cerca de una cuarta parte de su producción económica a atender las necesidades de la población envejecida.

Estas cifras hacen insostenible el modelo actual de bienestar si no se afrontan reformas de calado. Según la AIReF, mantener el actual nivel de servicios exigirá un incremento estructural de los ingresos públicos de 6 puntos del PIB antes de 2045. Esto tensionará la competitividad del país y condicionará el margen de maniobra de las empresas, que operarán en un entorno de mayor presión fiscal, menor crecimiento y costes laborales al alza.

En paralelo, la estructura del mercado laboral está cambiando. La reducción del número de jóvenes y la salida de la generación del 'baby boom' del mercado de trabajo genera un déficit creciente de mano de obra. Sectores como la hostelería, la agricultura, la salud, la construcción o los cuidados ya presentan dificultades crónicas para cubrir vacantes. Esta situación contrasta paradójicamente con la elevada tasa de desempleo juvenil en España (21,4%) que duplica la media europea, a pesar de que lideramos la tasa de sobrecualificación de la UE (35,9%). El sistema educativo no se alinea con las necesidades del mercado laboral, lo que limita la empleabilidad juvenil, y en consecuencia la edad media de emancipación ha subido a 30 años, frente a los 26,4 de la UE. Con salarios de los más bajos de Europa –la media mensual para jóvenes menores de 30 años es de aproximadamente 1.260 € brutos en 2024–, éstos dedicarían casi 10 años completos para comprar una vivienda y el 50% de su renta mensual para alquilar, muy por encima del 30% recomendado.

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Este envejecimiento poblacional afecta también al perfil del consumidor. En los próximos veinte años, los hogares encabezados por mayores de 65 años representarán la mayoría del consumo privado en España, impulsando la demanda de servicios personalizados, salud, turismo adaptado y tecnología accesible. La llamada 'silver economy' supone ya más del 25% del PIB en países como Japón o Alemania, y en España se estima que superará los 500.000 millones de euros en 2030.

Mientras España envejece, países como Marruecos, Argelia, Egipto o India presentan estructuras demográficas jóvenes, con tasas altas de natalidad, pirámides poblacionales ascendentes y costes laborales notablemente más bajos. Estas economías están ampliando su base productiva, atrayendo inversión y ganando peso en los mercados internacionales. Según Naciones Unidas, la población de India alcanzará los 1.500 millones en 2030 y la de Egipto superará los 120 millones. Marruecos y Argelia, con una media de edad en torno a los 29 años, están impulsando parques industriales, zonas logísticas y exportaciones crecientes de productos agroalimentarios, textiles, industriales y tecnológicos.

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En este contexto, las empresas deben adaptarse con rapidez. La automatización de procesos, la sofisticación de productos, la redefinición estratégica de propuestas de valor, la inversión en innovación, y la incorporación de talento joven y sénior mediante esquemas de trabajo flexible y atracción ordenada de fuerza laboral foránea son vías necesarias para mantener la productividad.

Es el momento de pensar estratégicamente y profundizar en cómo la empresa murciana va a afrontar estos retos. Ignorarlos sería una forma de condenar el futuro. Pero actuar estratégicamente y con ambición permitirá no solo evitar el colapso del modelo de bienestar, sino también aprovechar las oportunidades de una nueva economía adaptada a la longevidad. Aprovechar el potencial de la 'silver economy', profesionalizar los cuidados, adaptarse a la tendencia de envejecimiento del mercado laboral y reorientar la innovación hacia las nuevas necesidades son condiciones indispensables para las empresas que quieran seguir compitiendo en esta nueva realidad sénior.

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