Es curioso que ahora, cuando el aire parece estar más limpio y descontaminado, sea cuando más miedo da respirarlo. Uno sale a la calle como ... si fuera un gorrión, abriendo la boca apenas un pizca, como si tuviera un pico y no una boca, por temor a darse una bocanada y que con el tragantón le entre a uno el bicho. Y así, con la zozobra propia de estos días de vida acordonada que nos tocan, se hace uno preguntillas: si durante años se nos ha llenado la boca galleando de tener un sistema sanitario público de primera, ¿por qué el sistema no ha sido capaz de proteger a los sanitarios? Está claro: sea por los recortes o no, había más de pavoneo que de verdad. En el momento en que el sistema se ha visto sometido a presión le han salido goteras. Nuestros sanitarios han ido al frente armados con piedras y palos. Toda una indecencia. Eso sí, al menos tienen aplausos, que no guarecen pero algo vitaminan.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión