El de la Crítica ha sido, desde siempre, uno de los premios que más le apetece ganar a un escritor. Se cumplen todas las condiciones ... para ello, si el autor en cuestión es honesto y respetuoso con su oficio: brilla por su limpieza y no tiene dotación económica alguna, con lo que elimina los compromisos, los intereses creados y bastantes suspicacias.
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El listado de las obras premiadas (en el apartado de narrativa) hasta ahora no deja de ser, asimismo, un buen estímulo y un excelente acicate: desde su creación, en 1956, cuando lo obtuvo Cela por 'La catira', han desfilado por este galardón títulos que son de verdadera referencia en el mundo hispánico y, además, sirven de estudio en las universidades de medio planeta. Entre ellos figuran 'Las ratas' (Miguel Delibes), 'La ciudad y los perros' (Vargas Llosa), 'La verdad sobre el caso Savolta' (Eduardo Mendoza), 'El invierno en Lisboa' (Muñoz Molina) o 'Rabos de lagartija' (Juan Marsé).
Por lo que se ve, no es nada fácil de conseguir y son muchas las obras que pudieron haberlo merecido, pero que, por las circunstancias que fueren, quedaron en el camino, porque, entre otras cosas, sólo puede ser distinguida una de ellas cada año. Arturo Pérez-Reverte es el primer escritor nacido en la Región de Murcia ('cartagenero, ¿pasa algo?', como él suele expresar, orgulloso de su patria chica, de la trimilenaria ciudad en la que vino al mundo hace casi setenta años) que, en el apartado de narrativa, logra esta distinción. Acompaña, pues, a Eloy Sánchez Rosillo que, en la rama de poesía, ya saboreó las mieles del triunfo en 2005 por 'La certeza'.
'Línea de fuego', que es la novela con la que Reverte ha alcanzado su premio, es, sin duda, una de las llamadas obras mayores de su autor. Uno de esos títulos que dejan huella en el lector y que no pasa inadvertido a la crítica más exigente y audaz. También pudieron ser premiados, y a nadie le hubiera extrañado de ello, libros como 'El club Dumas', 'El tango de la guardia vieja' u 'Hombres buenos'. Pero eso poco importa ahora. Lo que en verdad cuenta es que a Arturo Pérez-Reverte, que lleva treinta y cinco años en el oficio, se le haya reconocido su labor, el trabajo cuidadoso y exhaustivo a la hora de confeccionar cada uno de sus títulos. Y, sobre todo, la enorme calidad que atesoran sus páginas, labradas a cincel, con la calma de un orfebre, con una larga y minuciosa investigación previa, que tanto le divierte, que, unida a su incuestionable y reconocido talento, han dado como resultado todas esas obras de las que venimos disfrutando desde hace décadas.
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No sé si 'Línea de fuego' es su mejor novela. Cada uno tendrá sus gustos. Pero de lo que no me cabe la menor duda es de que, con un tema tan delicado y polémico como es la Guerra Civil española, que sigue sin cerrar sus heridas del todo, Arturo Pérez-Reverte ha demostrado ser, una vez más, pese a su fama de aguerrido por sus artículos periodísticos, un escritor sensible y muy cuidadoso, objetivo y neutral, exhibiendo una frialdad que, sin embargo, por la magia de la buena literatura, no le resta calidez y ternura al relato. El jurado, compuesto por los más reputados críticos de este país, así ha debido de verlo.
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