Galileo, Galileo, el gran Galileo dijo que la Tierra se movía. Casi lo matan a gorrazos y el pobre llevaba razón. La Atención Primaria de ... Salud (APS) llevó razón desde su origen, allá por los años 80. Se movió, unas veces con más fuerza y acierto y otras veces con menos, pero ahí ha estado y estará siempre, especialmente en temas como promoción, prevención de la salud, acompañamiento de las personas... y pruebas son amores. Lo más reciente, lo ocurrido con la covid.
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La profunda crisis pospandemia, concretada en el déficit de recursos humanos, materiales y, por qué no decirlo, económicos (sueldos, incentivos...), llevó a que los profesionales de la salud nos tambaleáramos sobre la lona como un boxeador grogui, pero un sexto sentido nos hizo recomponernos y luchar, dejando atrás ideas que buscaban responsables en el desaguisado y pensando exclusivamente en cómo mejorar los servicios en nuestro centro de salud.
Tras múltiples y barrocas reuniones, los coordinadores de los equipos de Atención Primaria (EAP) fuimos capaces de articular peticiones profesionales para negociar con la dirección sanitaria dirigida por el Dr. Pedreño (consejero de Salud y médico de Atención Primaria) y su gente, que entendieron bien y rápidamente nuestras necesidades. A esto se sumaron finalmente sindicatos y organizaciones sociales que desde el principio estuvieron remando a favor.
El nivel de exigencia por parte de la Atención Primaria no va a reducirse, todo lo contrario
Al fin y al cabo, negociar es perder y, aunque todos perdimos, todos ganamos una paz social sanitaria que espero que perdure. Efectos positivos que han llevado a nuestra comunidad autónoma a evitar huelgas y manifestaciones como en el resto de España por la pericia de todos los negociadores.
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El aumento significativo de plazas de médico de familia es, a mi juicio, el hito más importante que acompaña a otras medidas que intentan racionalizar el trabajo previo para hacerlo más eficiente.
Creo que queda lo más importante a desarrollar profesionalmente. Se llama PAIMAP, un programa que concreta cómo, por quién y para quién debe realizarse el trabajo en la Atención Primaria. Una apuesta en la que tenemos que ser capaces de 'diseñar el futuro de nuestra Atención Primaria' para hacerla atractiva y eficaz para los ciudadanos y los profesionales, con una visión amplia a quince o veinte años vista.
Todas estas actividades, que les aseguro apasionantes, aunque creo que la participación profesional ha debido ser más amplia y explícita, esconden un sentido de pertenencia a una empresa común. Por este motivo, he sugerido siempre que debe existir, como en cualquier sociedad que convive, un marco de referencia de autoridad y disciplina, evitando fugas que cuestionen esa labor. Soy un convencido de que es necesario generar direcciones de Atención Primaria, tanto en el propio Servicio Murciano de Salud como en las Gerencias de Área. A mi juicio, la autoridad y la disciplina no están reñidas con las lógicas discrepancias, especialmente en el mundo sanitario, pero finalmente hay que centrarse en el objetivo último y más importante que es mejorar la atención a nuestros usuarios.
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Hay aspectos que hay que mimar como la investigación y la docencia, así como mejorar las técnicas cada vez más complejas que caen en nuestras manos: cirugía menor, espirometría, MAPA, crioterapia, electrocardiografía, dermatoscopia... Impensable hace solamente 10 años.
El compromiso con la docencia y la formación no es solo de estudiantes –esperemos que en el currículum de nuestra Facultad de Medicina aparezca finalmente la anhelada asignatura de Medicina de Familia–, sino también de la labor en la formación MIR de Medicina de Familia a cargo de tutores especializados y con mucha experiencia que desarrollan el programa docente de esta especialidad, sin ningún tipo de reconocimiento. Esto no puede ser.
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En esto, como en otros aspectos, la palabra agradecimiento y reconocimiento deberían estar permanentemente en boca de nuestros directivos.
Así es que, volviendo al principio, se mueve, se mueve. No pensemos que por haber llegado a unos buenos acuerdos, el nivel de exigencia y reivindicación por parte de la Atención Primaria va a reducirse, todo lo contrario, aumentará siempre desde propuestas profesionales lógicas y razonables. No esperamos tener molinos en contra sino aires de comprensión y compromiso para avanzar con el único objetivo de aumentar la calidad sanitaria de nuestro trabajo hacia los ciudadanos.
Resumiendo: exigencia y compromiso, a lo que nunca renunciarán sus médicos de familia ni la Atención Primaria.
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