Váyase, Sr. González

Entre bromas y juegos dialécticos, fue desgranando toda una serie de opiniones que parecen no entrar en los criterios de esta izquierda 'woke'

Miércoles, 29 de mayo 2024, 00:52

La sobremesa nocturna para mí tiene un nombre: sudokus. Es el momento en el que aprovecho para ejercitar algo, con el mencionado pasatiempo, las neuronas ... que aún sobreviven. Pero días atrás un buen amigo, de los que aún perviven a lo largo del tiempo, me envió un mensaje: Felipe va a estar en 'El Hormiguero'. Me animé a ver el programa, expectante, en la esperanza de que, quien cogió un partido inexistente en los años 70 e hizo de él el mayoritario de la izquierda, circunstancia de la que todavía obtienen rédito sus actuales dirigentes, pusiera en valor la actualidad política y reforzara el discurso y el proyecto de esta ¿izquierda? que nos gobierna.

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Pero mi gozo en un pozo. No se le ocurre al tal González otra cosa que comenzar a desgranar opiniones, a recordar hechos históricos, a patentizar experiencias vividas por él, a dar datos que, salvo en algunos aspectos, no encajaban bien con el discurso oficial de nuestro común partido, aunque sí que coincidieran con lo que se ha aprobado en el último congreso del mismo, en el programa electoral con el que se concurrió a las últimas elecciones y en la conciencia de muchos de nosotros, que ayudamos a la Transición y a alumbrar un régimen democrático, de convivencia y tolerancia.

Va y se pone a defender la Constitución, que desde luego no defienden ninguno de los socios parlamentarios de los socialistas, ni incluso algunos de estos, pues no se nos olvida que todos los diputados del PSC recientemente votaron en el Congreso a favor del derecho de autodeterminación y de un referéndum en Cataluña.

Manifiesta su apoyo a los indultos de los golpistas independentistas catalanes, pero no a la amnistía, sin enterarse de que estar en contra de ella era muy de izquierdas hasta el 23 de julio y desde entonces muy de derechas. Desmonta el bulo de que gracias a la amnistía, el PSC ha ganado las elecciones catalanas, dando un solo dato: en las elecciones generales del 23 de julio, cuando la amnistía era inconstitucional, los socialistas catalanes obtuvieron 400.000 votos más que la suma de los que obtuvieron ERC y Junts, y cinco diputados más que los que obtuvieron todos los independentistas.

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No se le ocurre otra cosa que darnos toda una lección de historia acerca del conflicto palestino-israelí, alguna de la cual la escribió él personalmente, haciéndonos ver lo complicado que es el problema y lo poco que ponen en su solución los árabes, olvidando que si hoy quieres ser de izquierdas debes estar radicalmente contra lo que Netayanhu está haciendo en Gaza, contra lo que se manifestó, pero olvidar cómo Putin asesina con tiros de gracia a ucranianos.

Va y nos da un dato que todos los de izquierdas creemos que es falso: la herencia de Zapatero fue bastante deplorable, según manifestó, en lo económico, político y territorial, cuando todos sabemos que fue exactamente lo contrario: qué pena que no esté entre nosotros el gran Alfredo Rubalcaba, que fue quien la heredó, cuando hubo carreras para salir del escenario, y que nos aportaría luz a este respecto.

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Opina que un líder, sobre todo cuando se es presidente del Gobierno, no debe afligirse ni aflojarse ante los embates de la oposición, como si todo el mundo debiera ser como él, que no solamente los aguantó de ella sino de muchos compañeros propios, en forma de críticas públicas, en aras de una costumbre inveterada, hasta hoy, en el PSOE como el derecho a discrepar, de manifestaciones callejeras e incluso de ¡huelgas generales!

Se pone en contra de los actuales dirigentes del partido al decir que el PSOE siempre ha representado un proyecto propio y no compartido, para lo que es necesario creer en la posibilidad de obtener mayorías suficientes y no jugar a la eterna dependencia de minorías que poco tienen que ver con el proyecto socialdemócrata que representa el PSOE. ¡Cómo se le ocurre!

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Total, entre bromas y juegos dialécticos, como parece ser que el presentador suele hacer de su programa, Felipe González fue desgranando toda una serie de opiniones que parecen no entrar en los criterios de esta izquierda 'woke', que va combatiendo los valores de la izquierda de la Ilustración y que seguramente es en la que se debió inspirar el tal González; y hoy es un clamor, entre las filas actuales socialistas el grito: ¡Váyase Sr. González!, que hizo famoso otro expresidente. Y la verdad ya no sé a qué apuntarme: si lo grito también, seré de izquierdas, pero como el que lo publicitó fue el Sr. Aznar ya no sé si eso me hace de derechas.

Menudo dilema, ante tanto socialista justiciero que hoy vaga por la política. ¿Saben qué? Volveré a esas horas de la noche a mis sudokus.

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