El 'efecto mariposa' murciano

La moción de censura es una herramienta legítima, pero detrás debía haber un proyecto y solo había ambición

Sábado, 15 de mayo 2021, 01:49

Los resultados electorales de Madrid han confirmado el rechazo por parte de los ciudadanos a las políticas erráticas, la deslealtad y las estrategias personalistas. El ... ya famoso aleteo de una mariposa murciana ha llevado al borde de la desaparición a un proyecto que contaba con el respaldo de amplias capas de la población.

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Ya lo advertimos cuando se desató la tormenta sobre el primer Gobierno de coalición en nuestra Región. La moción de censura nunca respondió a los intereses de los murcianos, sino a una estrategia errática y la ambición personal y los intereses espurios de una camarilla ansiosa de 'pisar moqueta' y ocupar sillones, alentada por un PSOE que solo buscaba volver al poder. La moción de censura es una herramienta democrática legítima, pero detrás debía haber un proyecto para la Región. Y solo había ambición personal e intereses partidistas.

El Gobierno de coalición, a pesar de ser el primero en la historia y luchar contra una cultura política demasiado acostumbrada a rodillos absolutos, funcionaba. Lo hacía con las lógicas fricciones y tiranteces, pero funcionaba basándose en el objetivo supremo de velar por el interés del millón y medio de habitantes de la Región en medio de la mayor crisis sociosanitaria de la historia.

La hoja de ruta no era un listado de 87 cargos a repartir, sino un acuerdo programático de 72 puntos y un programa electoral claro y definido que casi 300.000 murcianos ratificaron en las urnas. Tanto uno como otro, publicitados y ratificados con luz y taquígrafos, todo lo contrario a la moción de censura, que incluía además como moneda de cambio a los ayuntamientos, cuyos portavoces y concejales nunca fueron consultados, despreciando tanto su trabajo como los compromisos adquiridos. Tampoco se habló con la militancia, ni se consultó con los órganos decisorios reglamentarios.

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La Región no podía ser moneda de cambio en los despachos, no podíamos permitir convertirnos en un laboratorio –junto con Madrid– en el que testar bandazos ideológicos o estrategias cortoplacistas de un partido desorientado. Y todo ante una opinión pública estupefacta ante el espectáculo, en plena lucha contra la tercera ola de la pandemia.

El 'vacunagate' nunca fue un motivo suficiente para desencadenar una moción de censura, sino más bien la excusa, la cortina de humo para tratar de justificar lo injustificable: poner por delante del interés de los murcianos los partidistas e incluso los personales. Además, las responsabilidades políticas ya se pagaron, con una cascada de dimisiones en la cúpula de Salud en plena pandemia.

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Lo que nos queda ahora es el compromiso, la palabra dada a los habitantes de la Región y un arduo trabajo por delante. Desde las consejerías del Gobierno de coalición, desde el grupo parlamentario que sigue trabajando por los murcianos. Desde nuestros compromisos, desde nuestros acuerdos y desde nuestras ideas y valores.

La tramitación de los presupuestos regionales está siendo el ejemplo de que seguimos adelante, sin rencores ni arrepentimientos. El grupo parlamentario ha dejado su impronta en las cuentas regionales, aumentando las partidas para la recuperación y reactivación económica, las ayudas a desempleados, autónomos y empresas, y a los sectores más castigados por la pandemia, como turismo, hostelería y comercio. Otro ejemplo son los 55 millones de euros que se invertirán en la recuperación del Mar Menor y la dinamización turística y económica de su ribera.

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Unos presupuestos necesarios, que la Región necesitaba con urgencia y que estuvieron paralizados meses de nuevo por la ambición y las cuitas personales de una consejera que, al mismo tiempo, negociaba una moción de censura que habría retrasado 'sine die' de nuevo el acceso a las ayudas a la recuperación.

Pero seguimos trabajando por todos los habitantes de la Región, deseosos de devolverles la confianza que nos dieron y que otros trataron de usar como moneda de cambio, como si fuera una simple baza con la que tratar de recoger ganancias. Seguimos trabajando por la Región, seguimos aquí, porque nunca nos hemos marchado ni tenemos más ambición que servir a los ciudadanos.

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