Es la economía

PRIMERA PLANA ·

La desaceleración es evidente y el temor a una recesión en gran parte de la Eurozona se extiende. La vicepresidenta Calviño rechaza esa posibilidad en España. Sin embargo, la percepción general es que las economías domésticas no se recuperarán hasta 2024. Y ese será un factor clave en las próximas citas electorales

Domingo, 4 de septiembre 2022, 07:27

Leía este pasado agosto que a la hora de pedir en un restaurante es aconsejable tener en cuenta un viejo principio económico, el de la utilidad marginal decreciente. Establece que el consumo de un bien proporciona menor utilidad adicional cuanto más se consume. En otras palabras, que es preferible, si se puede, ordenar varios platos con pequeñas cantidades o directamente tapas. Y es que no hay mejor sorbo de cerveza que el primero ni mayor placer culinario que el producido al degustar por primera vez un plato. A partir de ahí, la satisfacción puede persistir, pero siempre es decreciente. Intuyendo las dificultades que se avecinan este otoño, muchos murcianos, como el resto de españoles, abarrotaron bares y restaurantes durante el estío, tirando muchos de los ahorros de los años Covid. Hubieran sido más de no ser porque la inflación sigue desbocada, con la luz en máximos históricos, los carburantes solo levemente contenidos en agosto y bastantes alimentos con precios por las nubes, como el de muchos bienes y servicios. La economía no se nos va de la cabeza. Ni a la hora de comer. En menor o mayor medida ha hecho mella en casi todos los presupuestos domésticos.

Publicidad

A este atracón de reveses se suma ahora la subida del precio del dinero, lo que afecta a la carestía de las hipotecas, y a la vez un deterioro progresivo del mercado de trabajo. La desaceleración ya no la discute nadie. Ni siquiera el Gobierno de Pedro Sánchez. El debate está en si caeremos también en un periodo de recesión, como se vaticina en gran parte de los países de la zona euro, y cuánto tiempo duraría ese profundo bache de contracción económica.

Europa se precipitó en esta crisis acentuada por la guerra en Ucrania desde una posición relativamente fuerte, fundamentalmente en términos de empleo. Pero el control de los principales indicadores empezó a perderse tras la decisión de la UE de prescindir del gas ruso, lo que ha provocado fuertes tensiones en la industria, afectada ya por un ralentización de la demanda internacional. Además, es muy posible que en la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo, prevista el próximo día 8 de septiembre, vuelva a decidirse una subida adicional de los tipos de interés. Sumado lo anterior al impacto de la inflación y al irrefrenable incremento de los precios energéticos, todo hacer presagiar un descenso palpable del consumo entre los europeos. Es posible que Alemania, la gran afectada por las secuelas energéticas de la crisis con Rusia, entre en recesión. Y si lo hace la locomotora europea, otros países seguirán sus pasos, como Italia. En una entrevista con LA VERDAD que hoy publicamos, la vicepresidenta de asuntos económicos Nadia Calviño rechaza la posibilidad de que España entre en recesión. Sigue confiando en que se cumplirán los objetivos de crecimiento del PIB (en torno al 4% este año y el 2% en 2023). Dicho eso, será difícil que el bolsillo de los ciudadanos se recupere antes de 2024. Que el presidente haya optado por una medida previamente solicitada por el PP para aliviar la asfixia de las familias (la bajada del IVA del gas al 5%) demuestra que no hay visos de que vaya a atemperarse la tendencia inflacionista a corto plazo. Más aún si no se cumplen las recomendaciones de Calviño, que aboga por la moderación salarial y de beneficios empresariales en un pacto de rentas entre sindicatos y patronal.

La política económica del Ejecutivo de Sánchez combina aciertos y errores en un serial de medidas que La Moncloa impone demasiadas veces por la vía del decreto a las comunidades autónomas, extremo que con razón algunas recriminan mientras otras aprovechan para hacer oposición política, como se ha visto recientemente en el caso del plan de ahorro energético. Con los excesos de unos y de otros a la postre solo se mina la cogobernanza, restando eficacia a las políticas públicas y mermando la confianza de la ciudadanía en sus representantes en estos momentos tan delicados. El Gobierno de Miras protesta, no sin razón, con esa peculiar forma de colaboración del Ejecutivo central, sobre todo cuando es la peor financiada, pero no puede sacar mucho pecho si se escruta la gestión de los fondos europeos recibidos, bastante opaca por cierto. La vicepresidenta Calviño se lo afeó en Murcia al recordar que solo el 35% de los más de 500 millones recibidos por la Comunidad han sido tramitados. Son demasiadas las ayudas atascadas en el laberinto burocrático de la Comunidad que no llegan al ciudadano. En las actuales circunstancias no tiene un pase.

La economía va a marcar la larga precampaña de las autonómicas y municipales, la batalla que precede a unas elecciones generales que no pintan demasiado bien para Pedro Sánchez, si se consolidan las tendencias demoscópicas. Mucho va a depender el resultado final de cómo se gestionen este otoño e inviernos los duros vientos económicos que recorren toda Europa. Empieza un nuevo curso, que no va a ser nada fácil para la Región de Murcia. Se lo contaremos puntualmente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad