La Ecología Política, asignatura pendiente
El sacrificio de los ecosistemas y de la Naturaleza ha sido justificado por los partidos en el gobierno y agentes sociales en pro del supuesto avance social
Nos guste o no, el medioambiente sigue huérfano en el Consejo de Gobierno de la Región de Murcia. No es algo que a nadie le ... alegre. Una política reactiva en nuestra Región hace difícil ser optimista en la mejora de la salud de los ecosistemas asegurando un adecuado y sostenible desarrollo y bienestar.
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Vivimos en un mundo contaminado. Gracias al desarrollo tecnológico hemos alcanzado algunas mejoras en los indicadores globales como sociedad, pero estos beneficios han venido acompañados de lo que podríamos llamar 'efectos colaterales'. La contaminación de los ecosistemas, pérdida de biodiversidad, agotamiento de recursos, costes insostenibles, pobreza, desempleo, migraciones... Estos efectos colaterales dejan una huella muy marcada en la Región de Murcia. La toma de conciencia sobre 'que quizás podríamos haberlo hecho mejor' (con el Mar Menor, con nuestros acuíferos, el aire que respiramos, modelos energéticos...) es algo nuevo para el 'Homo sapiens'. Esta etapa de autoconciencia, aunque genera aflicción y rabia por momentos, es sin duda la señal de que seremos capaces de encontrar las mejores soluciones como sociedad. Es el momento de la historia de la humanidad que nos ha tocado vivir.
La creciente conciencia social de la importancia del medioambiente y de la Naturaleza en nuestros modos de vida y organización constituye el pilar más importante para el desarrollo de las políticas verdes en las regiones de Europa. La ecología política en la Región de Murcia está en una fase de nuevo despertar. Todos los partidos políticos reflexionan sobre el camino a seguir.
Tradicionalmente en España, la ecología política desde el inicio de la democracia se ha asociado a los partidos políticos de izquierdas o socialdemocracias. La vinculación con la política o teoría social dominante desde el inicio de la democracia ayudó a que se forjara esta creencia. También los partidos conservadores la incorporaron basada en las tradiciones y con una creencia de ser una resistencia para el desarrollo económico. En verdad, ambas visiones comparten un contrato social centrado en la preponderancia de la Humanidad sobre la Naturaleza. Esto ha contribuido a mantener separadas las políticas de medio ambiente del resto de acciones de gobierno. La desconsideración por el medio ambiente en los partidos políticos de la Región de Murcia con capacidad de gobierno ha hecho que la Naturaleza sea considerada durante décadas como un almacén de recursos. El sacrificio de los ecosistemas y de la Naturaleza en verdad ha sido justificado por los partidos políticos en el gobierno (municipal o regional) y por los agentes sociales en pro del supuesto avance social. Como un mal menor. Esto explica la diferencia entre la retórica de sus señorías y las experiencias que relatan las comunidades de vecinos, asociaciones y empresas. Unos por la desconsideración al medio ambiente y otros por la poca agilidad con los trámites ambientales. Nos guste o no, la política ha mantenido al margen y se ha resistido a incorporar la dimensión medioambiental o la deja en un reducto periférico de un modelo de política sectorial que la trocea en un artificio de separación entre estilos de vida, condiciones de vida, ecosistemas, condiciones laborales, oportunidades y derecho al trabajo... Esta resistencia no ha sido una historia pacífica. Las posiciones binarias han sostenido las acciones de gobierno (regional o municipal) en una falsa diatriba: medio ambiente o euros. Cuando en verdad, no es una 'o', sino medio ambiente y euros. Somos víctimas de nuestro tiempo, y es ahora, con la profunda transformación que hemos realizado de la Naturaleza de nuestra región, cuando nos paramos a pensar sobre la forma, sus límites y sus efectos. Tomamos conciencia de que este dominio del ser humano sobre el territorio es ilusorio. Ahora sabemos de nuestra capacidad para cambiar el clima, de nuestra responsabilidad con el Mar Menor y sus acuíferos... y sabemos que la única forma de crear y sostener riqueza es incorporando una política ecológica basada en un relación más simbiótica con el medio ambiente. La ecología política es una estación 'termini' (o debería serlo) a la cual deberían llegar todas las ideologías. Las políticas sociales y sus acciones, ahora ya socionaturales en este nuevo paradigma, permitirán crear modelos de economía e innovación social perdurables. Esta visión requerirá de liderazgo, audacia e ilustración ecológica en la política de prodigiosas mentes para superar a los poderosos intereses creados. El ARCA en este contexto podría ser una salida, pero asegurar un cierto nivel de cultura de la democracia y transparencia serán básicos.
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No podemos cambiar la dirección del viento, pero sí ajustar las velas para llegar al destino. La ecología política dará y quitará mayorías. Pronto.
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